La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

El año de Romeva

La debacle catalana secesionista

Yo ya sabía que este iba a ser el año de Raül Romeva, al que la CUP ha empezado a aclamar como "president" de Cataluña. Romeva, como es natural, rendido al agasajo, muestra "un altísimo grado de coincidencia" con los planteamientos de la izquierda okupa y anticapitalista. Pero también ha declarado que "descarta absolutamente del todo" aceptar dicha presidencia. No ha dejado de existir por tanto la posibilidad de que Mas pueda ser investido con los votos de quienes antes le pusieron la proa y ahora están dispuestos a pilotar el barco de la secesión. E la nave va.

La CUP persigue una ruptura secesionista violenta antes de hablar de investidura y contribuye a la inquietud no saber exactamente en qué consiste. El Gobierno ha pedido al presidente en funciones de la Generalitat que no se deje seducir por el canto de las sirenas, como si no se tratara del marinero desnortado que sólo piensa en la huida hacia adelante dentro del tremendo torbellino en que se ha metido.

El panorama resulta sobrecogedor. De acuerdo con la lectura de los resultados del 27-S, los catalanes que no quieren la independencia suman más que los que están dispuestos a desenchufarse. Ante el negro horizonte que se vislumbra el cerco de las instituciones europeas y económicas no ha hecho más que empezar y, sin embargo, Mas tampoco parece dispuesto a retroceder y buscar en el diálogo la solución a la fractura territorial y social que él mismo ha contribuido a crear.

La idea de cómo ganar tiempo es proporcional a la de cómo perderlo en el caso que afecta a Cataluña. La ruptura con España que pide la CUP, una formación opuesta en todo a los planteamientos que defiende la burguesía catalana, tiene la contrapartida del gobierno secuestrado y agota además la posibilidad, de existir, de que la hipotética nación catalana tuviese alguna opción de ser refrendada en el exterior.

Aparte del éxito social de Romeva, el resto es una debacle.

Compartir el artículo

stats