Una encuesta recorre España -lo digo así porque la llaman fantasma- y se espera que este fin de semana eclosione con toda su fuerza: sitúa a Ciudadanos como partido ganador en las generales al caer.
Allá por enero, una precedente daba a Ciudadanos la mitad de votos que al PP. Alarma. A las pocas horas Rajoy se abrazó en público con Aznar en medio de mil elogios y besó tiernamente -lagarto, lagarto- a Esperanza Aguirre. Después, ya se sabe, una vez que picó la lideresa la frieron con cuatro inspecciones fiscales durante la campaña electoral, filtraron sus datos a la prensa y lograron que perdiese siquiera por los pelos. Objetivo conseguido. En cuanto a Aznar lo torearon vaya usted a saber cómo.
Pero ahí está la nueva encuesta mucho más cruda para los de Génova. Podemos ya no molesta a nadie -salvo a Graciano García- porque la enterradora Carmena consigue que pierdan 10.000 votos diarios con sus disparates y sectarismos. O la facturan de urgencia o ese partido no llega a Carnaval. Y el PSOE, bien de salud según demostró anteayer en Asturias Pedro Sánchez: nada con gaseosa.
Ciudadanos sube porque cantar en la noche electoral y en Barcelona "Yo soy español, español, español" remite a aquellos héroes del 3 de mayo de 1808 y no lo digo como comparación exagerada: es tan arriesgado o más.
Y el arrojo se cobra.
A ver el sorpasso de la encuesta, escondida varias semanas, cuando aparezca recocinada. En todo caso, dicen que el PP queda en tercer lugar, así que disputando la clasificación con Colau y tal.
Por cierto, de Ciudadanos, que apuntala en Andalucía a la mayor bolsa de corrupción de Europa, no me fío ni un pelo.
