Sin considerarnos más patriotas que ciudadanos del mundo; sin entrever más frontera entre personas que la piel; ni pasearnos por las calles con una banda militar a la espalda y una cabra a ritmo marcial, en días como el de ayer, en que este país celebra la Fiesta de la Hispanidad, proliferan los tontos de capirote cuya única ambición es llenar su "timeline" de sandeces y desatinos. Desde el parodista Willy Toledo, quien pasó la jornada abocado a la letrina -"me cago en el 12 de octubre; me cago en la fiesta nacional; me cago en la monarquía y sus monarcas; me cago en el Descubrimiento; me defeco en los conquistadores codiciosos y asesinos"-; a la alcaldesa de Barcelona, quien critica que el Estado conmemore "un genocidio" y gaste dinero conmemorándolo con un desfile militar. O el de Cádiz, quien defiende que "nunca descubrimos América: masacramos un continente en nombre de Dios"... Nada, pues, que celebrar, a la vista de tanta simpleza y despropósito.
