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Doctor en Filosofía

La estúpida Filosofía

En defensa de una asignatura condenada a ser suprimida de los estudios

De nuevo hay que subir a la palestra de las palabras para escribir sobre cómo deben comportarse los gobernantes de este país acerca del asunto de si Filosofía sí o Filosofía no.

La LOMCE nos ha empujado nuevamente de forma violenta a la encrucijada de un problema que se lleva arrastrando desde hace ya décadas. La asignatura de Filosofía queda reducida a optativa en el segundo curso de Bachillerato, la Filosofía de Primero de Bachillerato se mantiene con un nuevo programa y desaparece la Ética en cuarto de la ESO. Dependiendo de cada comunidad, se podrá ejercer el derecho a ser obligatoria en el tramo de Bachillerato o no. Asturias, Cantabria y Andalucía parecen ser las que más propician la continuidad en la oferta de la Filosofía como obligatoria según el informe de la Red española de Filosofía (que curiosamente no incluye a Asturias y su situación)? En otras comunidades españolas su situación es, si no delicada, ya un hecho su desaparición. Sin embargo, el peligro es evidente y tangible. Es decir, que está condenada a suprimirse de los estudios por Decreto y por Ley. La Universidad a su vez se verá arrastrada a reducir parcial o totalmente su programación o esquema en los planes de estudios?

No es hartazgo lo que nos lleva a escribir, sino la paciencia que corresponde al que piensa y actúa por derecho y por deber. Uno ya hace años que con rabia incontenida observa cómo las generaciones que gobernarán en el futuro, predicarán, ejercerán un oficio o carrera tecnológica, científica, médica o informática, desconocerán, ya no sólo de dónde vienen (que de suyo es importante), sino que serán incapaces incluso de ver más allá del horizonte de las focas (en frase genial del filósofo alemán Hegel). Sin la cultura clásica griega y latina, hace años suprimida de los planes de estudio con meticulosa planificación educativa, y ahora sin la Filosofía, el hombre-ciudadano, científico o no, no podrá definir a quien a ras del suelo solo verá medio metro de la extensa y compleja realidad de ideas con las que vive. ¿Es la Filosofía la estúpida disciplina que no añade nada productivo al saber científico-tecnológico, etc.? ¿Es la Filosofía una machacona reproducción arqueológica de huesos diseminados por el erial acrítico de España? ¿Son ideas ya sobrepasadas, eternamente repetidas y cansinas sobre Dios, el mundo y el alma que sólo deben interesar a un puñado de profesores recluidos en su gremio, encriptados por nefastos hados que en su nube disparatada de ocio reflexionan sobre lo divino y lo humano pero al margen de los intereses verdaderos que deben regir una sociedad? Coma aquí, coma allá, punto acullá o palabra mal citada, este es el espíritu de la LOMCE y de quienes la permitan o se acojan a la inercia del cómplice silencio: no subvertir el orden impuesto por la Conferencia Episcopal y anular la libertad intelectual y la reflexión que conlleva adquirir un pensamiento crítico sobre la realidad vigente, pasada y por venir. Esta es la realidad estúpida que nos quieren hacer ver, y enseñar si cabe, quienes gobiernan ahora y quienes han gobernado, "salva veritate", desde la Transición: la Filosofía es ajena al cotidiano devenir de este mundo, está más allá de los intereses comerciales, de las leyes del mercado, del trabajo productivo, no tiene nada que ver con la física, la química, la moral, la política, la informática, la belleza o el trabajo diario de un banquero u obrero de una fábrica siderúrgica, o del comité de ética del hospital.

Dicho con brevedad y sin las máscaras de moda: las ideas no producen nada valioso ni rentable, ni siquiera plusvalía financiera; por el contrario, tienen un pernicioso defecto de raíz: no ayudan al ciudadano a ser dócil y manso. Esa funesta manía de pensar dictatorial, totalitaria y dogmática rige el pensamiento único actual: revestido de un poder dictado por la Constitución se arroga(n) el derecho (nada ingenuo por lo demás) de desposeer al ciudadano del Derecho a estar informado, a ser crítico con las ideas de su tiempo (las niegue o no), que son su vida, su visión del mundo, el territorio de los afectos y las emociones, las normas y las leyes, tanto las de la naturaleza como las de la política o la medicina o el neutrino o la misma idea de hombre. Estas son las ideas que trata y sistematiza la Filosofía (no las de "aprender a pensar", como se repite con frecuencia: ya sabemos que somos "Homo sapiens"), o, dicho con una propuesta concreta, "Historia de las ideas filosóficas". Quien niegue estas ideas, que son las herramientas de la Filosofía, debería estar fuera de la ciudad, sea gobernante o no, en el mundo salvaje y nada estúpido del reino animal (que también es objeto de la Filosofía). El filósofo Platón, ya en el siglo V antes de nuestra Era, dejó escrito: "Que todo aquel que sea incapaz de participar del pudor y de la Justicia sea eliminado, como una peste, de la ciudad".

La "funesta manía de pensar" deja de ser entonces estúpida y pasa a ser trágica en el demagógico juego de espejos del poder, religioso o no, en España y en aquellas comunidades que desprecian el valor filosófico, pues estamos hablando (y la Filosofía así lo estudia) del ciudadano y su inalienable derecho a pensar en libertad, a ejercer el pensamiento crítico.

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