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Cien líneas

Optimismo

Suecia solo tiene 8.000 millones de euros en circulación de los 106.000 millones de que disponía hace apenas seis años. Y de esos 8.000 millones la mitad no circula por diversas circunstancias como siempre ocurre con el numerario. Los dispositivos de pago que hay en los comercios de todo tipo y crecientemente los teléfonos móviles se están quedando con una actividad que se remonta a los orígenes de la civilización.

Dicho de otra manera, estamos viviendo una revolución súper acelerada como no se veía en miles de años. No hay duda porque el dinero, digamos en efectivo, no es solo instrumental.

La acuñación de moneda supone un avance extraordinario. Y permitió avanzar espectacularmente a las sociedades que lograron ese nivel.

El papel moneda, lo mismo. El capitalismo parte del papel moneda que se desvincula del oro por mucho que hasta el otro día existiese una relación biunívoca rígida. El papel moneda y también el Descubrimiento de América con la confirmación de la esfericidad de la Tierra y por lo mismo la posibilidad de darle vueltas y vueltas no solo físicamente sino también con los créditos, que eso es lo verdaderamente relevante. Como ahora con los empaquetamientos de deuda "subprime" que acabaron como el rosario de la aurora pero no por falta de control, como sentencia el dogma oficial, sino precisamente por excesivo control que frenó una rapidísima circulación.

Adiós al dinero en efectivo. ¿Qué nos reserva la revolución en curso? Supongo -y deseo firmemente- que estamos ante el final de la moneda monopolizada por los estados. El bitcoin es libertad y riqueza: valga la redundancia. Hipercapitalismo. Casi nada.

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