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Cien líneas

Dos pájaros

Empresarios y profesores han vuelto a demostrar su extraña visión de las cosas. Consideran que en Asturias sobran vuelos a las playas y faltan a los centros de negocios. Siguen en las coordenadas mentales de los arbitristas del XVI. ¿Cómo saben qué sobra y qué falta? Las compañías aéreas son precisamente quienes tienen la mejor información al respecto y en función de sus datos toman las decisiones, quitando allí y poniendo allá.

Pero como estamos aún en una etapa precapitalista las decisiones se toman realmente en función de mandarines y no del mercado. Todo depende de las subvenciones, así que de los amigotes y sus relaciones privilegiadas.

Finjamos por un momento que pertenecemos al primer mundo: señores, la clave es la oferta y la demanda y no sus ocurrencias.

Dicen bien los expertos -vamos que no se equivocan en todo- que es fundamental el enlace con Madrid.

Pero no van más allá, no sacan las elementales conclusiones.

El aeropuerto de Oviedo, que ha cambiado tres o cuatro veces de nombre como estrategia obvia de boicot, está a 45 kilómetros de Oviedo. Casi más cerca de Luarca que de la capital de Asturias. Eso no ocurre ni en las megaúrbes europeas. Se puso ahí para evitar que fuese competitivo, no hay la menor duda al respecto -y de paso hacerle la pascua a Carbayonia, que es uno de los deportes regionales que más se practican-, y por esa vía las cosas tienen muy mal arreglo.

Lo que hace falta, la única solución válida y no arbitrista, es un AVE de verdad a Madrid -una hora y 52 minutos- con enlace directísimo a Barajas, uno de los grandes aeropuertos mundiales. Dos pájaros de un tiro.

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