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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Premios a la sueca

Resulta impensable que un grupo de habitantes de Estocolmo se concentre a las puertas del Konserthuset, noble edificio que acoge cada año la ceremonia de entrega de los Nobel, ni en apoyo ni en repulsa de los universales galardones que entrega el rey Carlos Gustavo. En Suecia, como en cualquier monarquía parlamentaria, también hay detractores de la corona, pero cuando llega el día señalado de las anuales distinciones hasta el más recalcitrante regicida se hace el sueco, y si detesta la retransmisión, apaga la tele y se va con el mosqueo a Ikea, a por un carrito Stenstorp o una mesa Lerhamn. No ocurre así en Asturias, donde parece que nos hemos vuelto todos majaras, que hemos perdido un tornillo Fixa. Los Premios de Asturias no necesitan detractores ni defensores que contiendan o vociferen. Y si no existieran, habría que inventarlos. Se llamen Príncipe, Princesa, General Riego o Viva la República Independiente de Mi Casa...

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