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La mar de Oviedo

Desamparados

A la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que ganó el "Princesa" de la Concordia por, entre otras obras pías, ayudar a personas en riesgo de exclusión social, quiero dedicar este artículo; en especial al Sanatorio Marítimo de Gijón, donde trabajé como voluntario en 1994. Ayudé a los internos a comer y los saqué a pasear por el Rinconín en mi tiempo libre, cuando trabajaba yo en una constructora que hacía pisos en el Llano, el Arbeyal y la Calzada; años después, inspirado por esta experiencia con disminuidos psíquicos, escribí "Caballos de cartón"; en esta novela, al Sanatorio llamo Refugio de los Desamparados, una versión del Salón de los Rechazados, que menciona Zola en "La obra", donde exponían los pioneros del impresionismo, el "Plein air", el aire libre y el culo al aire. Conste también aquí mi apoyo a los Premios Princesa y mi rechazo a los objetores de conciencia que confunden el culo con las témporas.

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