La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alberto Menéndez

Un PSOE con dos caras

De Javier Fernández a Wenceslao López

Un socialista, Javier Fernández, preside el Principado, y otro socialista, Wenceslao López, es el alcalde de Oviedo. Pero que militen en el mismo partido no implica que su manera de entender la política sea la misma. Más bien todo lo contrario. Representan opciones contrapuestas dentro de la Federación Socialista Asturiana. Algo que viene de antiguo. Wenceslao López no era, ni mucho menos, el candidato de la dirección regional del partido para encabezar la lista municipal de Oviedo. Pero ganó en las primarias y a la ejecutiva de la FSA no le quedó otra opción que darle su bendición.

Si hay algo que separa sobremanera a Javier Fernández (que además de presidir el Gobierno autonómico es el líder de los socialistas asturianos) de Wenceslao López es su estrategia, sus relaciones con Podemos, especialmente después de que el partido que encabeza Pablo Iglesias facilitase la Alcaldía de Gijón a Foro en lugar de al PSOE. El secretario de la FSA ha cerrado la puerta a cualquier acercamiento a esta fuerza emergente, hasta tal punto que había decidido permitir que el PP gobernara en Oviedo tras el chasco gijonés (que, por otro lado, Javier Fernández esperaba). Sin embargo, Wenceslao López estaba resuelto a dar sus votos a Somos (la marca blanca de Podemos en Oviedo) para que la alcaldesa fuera Ana Taboada. Como lo normal era que esta operación no hubiera salido adelante, ya que al menos un concejal socialista no la habría respaldado, Somos renunció a su candidata y se decantó por el número uno socialista para presidir la Corporación ovetense.

Pero los dirigentes regionales del PSOE nunca vieron con buenos ojos que Wenceslao López se dejara atrapar por la estratagema de Podemos. En su opinión, el ahora alcalde quedaba (y está) a expensas del partido morado, sin capacidad de maniobra. Por un lado, porque la candidatura más votada del tripartito es la de Somos, con seis concejales, por cinco del PSOE y tres de IU. Y por otro, porque las profundas diferencias no sólo políticas sino personales entre estas dos últimas organizaciones impedirían al socialista ni tan siquiera intentar jugar el papel de mediador, de árbitro, al que podría aspirar.

Lo malo para Wenceslao López es que lleva sólo cinco meses en el cargo. Y cada día está más solo en su partido.

Compartir el artículo

stats