Nueva ampliación del capital social del Real Oviedo y ahí está el Grupo Carso, que entre unas cosas y otras lleva metidos en el equipo azul 12 millones de euros. Y aún los terceristas andan por ahí rumiando sus cuitas. ¿Se imaginan a aquellos que durante más de un año impidieron que el ingeniero Slim y los suyos se hiciesen con las riendas del Real Oviedo poniendo 12 millones de euros? Ni en el sueño más espeso y surrealista.
Perdimos un año. Ahora estaríamos en Primera, peleando con el Madrid, el Barcelona y el Athletic y no el Bilbao Atlético que nos corresponde el domingo. No es un puro desiderátum. Repito el teorema de septiembre sobre el que habrá que insistir mil veces:
1) Quedamos los primeros entre los cuatro grupos de Segunda B y a punto de batir el récord absoluto de la categoría en cuanto a puntos.
2) Esa plantilla equivalía a mitad de la tabla en Segunda.
3) Fichamos, sobre esa excelente base, a diez jugadores, algunos de altísima calidad.
4) Conclusión: subimos sí o sí.
Más aún. En sólo unas semanas el Asturcón estará expedito para construir la Universidad de Deporte que, con otros tres o cuatro grandes equipos europeos, gestionará el Real Oviedo.
Y, ya saben, detrás de Ikea hay 100.000 metros cuadrares, de titularidad pública y calificación deportiva, esperando para construir un gran campo de fútbol -podría llamarse Carlos sin más: por Tartiere y por Slim- que permita al Oviedín jugar la Champions con garantías.
Pasa a paso, dicen. Cierto, pero nuestras huellas son zancadas de gigante. Y a estas alturas ya no hay liquidacionistas, terceristas o posterioristas que nos puedan hacer la pascua. Ganamos, ganaremos.
