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Sol y sombra

El agua putrefacta

El turbio caso de los favores a políticos

El agua que, entre otras cosas, sirve para lavarse ha dejado al descubierto en Asturias una trama indecente de pago de favores a políticos. En las anotaciones incautadas al sujeto que actuaba de intermediario entre Aquagest y el Partido Popular, el famoso "conseguidor", sobresale un inventario de la bazofia y de la gorronería difícil de explicar si no fuera por la reiteración con que nos hemos acostumbrado a soportar este tipo de episodios. Véase, por ejemplo, el caso de Rato con la tarjeta black. O los trajes a medida de Camps en la Comunidad Valenciana.

El exdiputado de la Junta y presidente local del PP, Joaquín Aréstegui, que, según consta en las anotaciones, tenía comprometidos 360.000 euros, se supone como pago por favores, no por simpático, es un personaje que denigrándose a sí mismo denigra a la política. Naturalmente, no estoy descubriendo nada que no se sepa. El misterio es que Aréstegui siga ganándose con ella la vida a base de ensuciarla. Hasta hace poco, si no me equivoco, en compañía de su mujer, la exconcejala que no ha tenido inconveniente en cargar el coste de la batería de su portátil (216 euros) a las contrapartidas, una insignificancia entre los gastos por las reformas en la vivienda, el dinero para alquilar otra, muebles y un par de televisores, pinturas y cualquier tipo de desembolsos domésticos, comidas, copas y hasta el importe del tabaco.

Todo esto, incluida la estancia en el Hotel de Las Caldas, la colección de masajes, no se sabría al detalle si no hubiera habido un contable dispuesto a anotar meticulosamente los pagos de la corrupción. Consignando en partidas lo que es "putiferio" y el resto de disparates que conciernen a la salubridad pública, algo que una empresa del agua tendría que haber considerado. Los contables y los "conseguidores" son al final los que levantan la liebre. Por lo que parece han visto las viejas películas de Esteso y ninguna de mafiosos. Las evidencias se destruyen, capullos.

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