Joaquín Fernández, el hombre del Partido Popular al que en los papeles judiciales llaman el "abrelatas", ha tenido la virtud de ser un gran contable o, mejor dicho, un contable fiel a la denominación de los asientos correspondientes, ya que escribía "putiferios" o "putas y varios" cuando de su bolsillo salía dinero para agasajar a políticos asturianos que consumían supuestamente esos servicios en algunos viajes internacionales.
Podía haber escrito "carne" que es un termino evasivo a pesar de que su consumo acaba de ser alterado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). No obstante, hay que hilar un poco fino y conocer el aserto clásico de que "los enemigos del alma son el mundo, el demonio y la carne", donde esta última no se refiere a la carne de pato, de pito, de cerdo o de ternera, más o menos procesada, sino a la carne del prójimo o de la prójima y a las tentaciones de lamerla, morderla o procesarla con otros fines.
Total, que el mentado Joaquín trabajaba para la firma Aquagest, según se está investigando, y llevaba de excursión a políticos del PP como Caunedo o Pecharromán, entre otros varios, los cuales perfectamente podrían haber cantado "qué buenos son los padres Escolapios (o Dominicos, o Jesuitas, o Salesianos), que nos llevan de excursión". Otro aspecto destacable del asunto es que los asientos de Joaquín hablan de posible jamoneo, o juegos con la carne, en Tampa, Miami o Drubovnik. Por lo que se dice, el sexo de pago es bastante convencional en Estados Unidos, mientras que en esos rincones de los Balcanes se habla de auténticos festivales de la carne en todas sus variedades y especialmente en materia de sadomasoquismo y otros géneros del dolor placentero.
Pero todas estas consideraciones deberían ser peregrinas porque el tuétano del asunto son los pasteleos en sí, los convolutos, mientras que la guinda del placer internacional sólo sirve para lanzar el caso al estrellato.
