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LNE FRANCISO GARCIA

Ciudad de ángeles

El teólogo y místico bizantino Pseudo Dionisio Areopagita, primer obispo de Atenas y mártir, elaboró para la fe cristiana las jerarquías celestes y estableció la existencia de unos ángeles que acompañan, invisibles, a los hombres a lo largo de su existencia para protegerlos y acercarlos a la virtud. Son ángeles custodios que hoy en Gijón visten uniforme policial, como esos dos agentes de la Nacional que evitaron la muerte segura de un conductor que sufrió un íctus al volante o los de la Local que impidieron que un joven arruinara sus preciosos años al evitar que se lanzara desde un puente. O esos otros funcionarios policiales que prestaron primeros auxilios esenciales a un gijonés que sufrió un desvanecimiento con anuncio de mortal cuando hacía cola para renovar el DNI. Y así tantas y tantas veces, la mayoría silenciadas por el deseo del anonimato de seres en ocasiones invisibles. A la vista salta que Gijón es ciudad de ángeles, mensajeros de apariencia carnal que reciben un pago, seguramente poco generoso, por garantizar la seguridad del común, arriesgar su vida y en ocasiones salvar otras.

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