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Netflix, Google y la propiedad intelectual

España posee el dudoso mérito de ser uno de los países donde más se piratean las creaciones intelectuales: canciones, películas, libros, patentes, etc. Se copia de todo, y sin ningún control, y eso sólo genera pobreza dado que las empresas no encuentran suficiente seguridad jurídica para desarrollar sus proyectos y proteger sus ideas. Llama la atención la cantidad de material copiado que se vende en las calles y que se descarga en las casas. Las causas son variadas.

La primera es que no existe una tradición arraigada en este terreno, pese a que los españoles somos muy creativos. Además existen grupos que creen erróneamente que todo debería estar en el mercado libre. Este es un grave error. Se protege la propiedad intelectual para que quien la utilice y explote dichas invenciones pague un canon, no para que éstas no sean utilizadas. Yo siempre digo a mis alumnos que el software libre es un camelo inventado por las empresas poderosas para que los que poseen creatividad (y son más pobres) compartan sus inventos. ¡El mundo al revés! Si algo es realmente bueno hay que protegerlo para intentar generar riqueza con su explotación. Cuando estuve dos años en Berkeley y Stanford me llamó la atención que este tema lo tienen muy claro. Las universidades americanas son las primeras en compartir de forma gratuita materiales de formación, pero al mismo tiempo también destacan en número de patentes. Además cuando en Estados Unidos haces algo bueno y útil, son las mismas universidades y empresas que financian los desarrollos las que te incitan a protegerlos. Cuando hablo de que las empresas financian desarrollos, no hablo solo de proyectos a medida, sino que en EE UU es muy típico en las grandes universidades que las grandes empresas financien consorcios industriales universitarios para tener el derecho de compartir estos nuevos desarrollos y sobre todo para recuperar a los alumnos de doctorado formados por estos consorcios. ¡Igualito que en España!

Conozco bien el tema porque mi segundo año de estancia fue financiado por tres consorcios industriales de Stanford, de Berkeley y del Lawrence Berkeley National Laboratory (LBNL), donde se desarrolló el proyecto Manhattan que dio lugar a la bomba atómica. Tardaron un mes y medio en decidir los apoyos económicos necesarios para que pudiese pedir excedencia en la Universidad de Oviedo, y yo y mi familia tuviésemos los visados. Esta dinámica de creatividad que genera riqueza es imbatible, y la vieja Europa con artrosis en las decisiones no puede competir dado que son muchísimo más lentas. No debería ser así, pero lo es: Europa es aburrida, y como diría el gran Jorge Martínez, cantante de "Ilegales": Europa ha muerto. La CEE es un cementerio de elefantes, de políticos y de científicos que se miran el ombligo. ¡Sólo hay que ver cómo se está gestionando la crisis de los refugiados!

En definitiva las grandes universidades americanas (y también sus empresas) creen que el mayor escollo es el de la mediocridad, el amiguismo y el tráfico de intereses. Esto es verdad para los oligopolios y también para las pequeñas y medianas empresas poco cualificadas, que no entienden de lo que estoy hablando y que lo que digo les suena a chino mandarín. ¡Nunca verán en Estados Unidos a "gominolos" con poder por el simple hecho de tener un buen apellido! Por eso todavía es posible el sueño americano.

La segunda causa es la falta de mercado y de protección legal. El mejor ejemplo es el de la empresa Netflix y el mercado del "streaming". En EE UU nadie piratea películas, primero porque te puede caer el pelo si te pillan, y segundo porque hay empresas como Netflix que proponen un servicio ilimitado por escasamente 10 dólares al mes. En definitiva, no merece la pena piratear. Comparen esto con la situación que se vive en España. Parece ser que después de varios intentos infructuosos, Netflix desembarcará en España a finales de 2015 (ya lo ha hecho). Dice su creador (y estoy de acuerdo) que terminarán con la piratería, como ocurrió antes en Holanda y en Canadá, y que el negocio se parece al del agua embotellada, pues, aunque la del grifo es gratis, es un mercado en expansión.

Otra gran diferencia es que la propiedad intelectual en Estados Unidos se rige por leyes federales. La USPTO (United States Patent and Trademark Office) es el modelo de seriedad y profesionalidad. Patentar en USA es contemplado con suma reverencia, siendo uno de los hechos que facilitan el optar a la nacionalidad americana. Cuando un investigador se dirige a la OTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación) de una universidad americana para comunicar una invención, lo primero que recibe es la enhorabuena y rápidamente te ayudan y se aclaran paternidades, derechos y propiedades: "This is yours, that is mine. Thanks" (Esto es tuyo, esto es mío. Gracias). Y la pregunta surge como por arte de magia: "What do you need to monetize this invention?" (¿Qué necesitas para sacarle partido?). Y los fondos de inversión en el desarrollo de la investigación de la universidad empiezan a funcionar, y también hay que empezar a hablar con los "angelitos" ("business angels") y establecer acuerdos de mutua ganancia ("win-win agreements") y el imperio funciona?

En las universidades americanas primero se patenta y luego se publica y una patente provisional cara a un doctorado posee tanto o más valor que una publicación internacional. La historia de Google y el algoritmo de PageRank, y cómo sus fundadores, Larry Page y Serguéi Brin, que en 1996 eran alumnos de máster en Computer Science de la Universidad de Stanford, echan adelante la "start-up" Google a partir de su proyecto fin de carrera es un ejemplo de lo que digo. Años más tarde uno de los fundadores regaló al profesor Gene Golub, conocido como Mr. SVD, matemático y maestro de numerosos creadores de la revolución "geek" de Silicon Valley, unas cuantas acciones de la empresa por sus consejos sobre la aceleración del algoritmo de PageRank. El profesor Golub las utilizó creando la cátedra Paul and Cindy Saylor en la Universidad de Illinois, y la beca Franz Hohn-J.P. Nash en honor de sus maestros. Todo un ejemplo revelador sobre el funcionamiento de la ciencia y la tecnología en el país más poderoso del mundo. ¡A copiar! ¡Solo tienen que preguntar al hombre más rico de España en qué gasta cada año su fortuna! ¿En ladrillo? ¡Los ladrillos no piensan!

Sin embargo aquí en España somos especialistas en los contrario, seguimos haciendo el Quijote, publicando los resultados antes de protegerlos y nuestras universidades todavía no han dado ese sencillo paso de contemplar la propiedad intelectual como la cima de la investigación. Además, proteger en la oficina española de patentes vale tanto como el papel de fumar. A esto hay que añadir que Europa a nivel de patentes está también por construir y sobre todo por simplificar, haciendo que no sea necesario traducir una patente internacional a todas las lenguas del imperio. ¡Todo un guateque! Como en otras cosas, todo está rodeado de burocracia y beneficia a los que tienen dinero y no forzosamente creatividad. Todavía estamos muy lejos en España y en Europa para que un proyecto fin de estudios dé lugar a una de las mayores empresas del mundo. De acuerdo que España no es California, ni Oviedo Palo Alto, ni nuestra universidad la de Stanford, ni nuestro Rector posee la influencia y el poder de decisión del "President" de cualquiera de éstas magníficas universidades, pero lo primero es empezar por modificar lo que de nosotros depende. Pretender que un cojo llegue a la final de los juegos olímpicos y le saque 1 segundo a Usain Bolt en la final de los 100 metros lisos parece grotesco, ¿verdad? ¿Para qué mirar entonces la clasificación de Shanghái? ¿Para sufrir? Ese problema está mal planteado. Pongámonos a la labor cuanto antes y no confundamos innovación con investigación, porque de esto y no del ladrillo dependerá nuestro futuro.

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