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Javier Morán

Reforma electoral

Entre las numerosas emociones que proporciona esta región, no es la menor aquella servida por la reforma de la Ley Electoral del Principado, que en unos días entrará en la Junta General sobre la alfombra roja que le tienden el PSOE. IU y Ciudadanos. El tema es fascinante porque en la legislatura anterior los socialistas pactaron con la misma IU y con la parecida UPyD retocar la norma de las urnas, pero al ir los tres de la manita y no obtener apoyos ni del PP ni de Foro, la expectativa se estrelló contra las baldosas y UPyD e IU se enfurecieron una barbaridad. El resultado fue que a continuación Asturias se quedó sin presupuestos pactados, es decir, uno de esos desastres que el pueblo digiere con paciencia a causa de la indolencia del PSOE gobernante. En aquel entonces, la reforma electoral era un empeño de los partidos pequeños, confiados en que otra distribución de los votos les arrimarían más diputados en detrimento de los grandes. Por tanto, era extraño que el PSOE se embarcara en esa aventura, de la que se libró en el último minuto. Pero ahora persevera en el error, ya que los otros partidos con cierto número de diputados regionales no han querido saber mucho o nada del asunto. Dicho en plata, la reforma es cosa de partidos pequeños que quieren crecer algo, pero no de partido mayores que deseen menguar. Por tanto, apoyarla es cosa de formaciones con vocación de disminuirse, algo que Podemos y el PP tal vez no persigan. Por otra parte, esta reforma quiere introducir novedosos mecanismos para el voto electrónicos, pero nuestros diputados deberían considerar que desde el escándalo de Ashley Madison no deberían jugar con la internáutica.

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