Los deberes escolares para casa son, bien organizados, un factor de calidad y éxito académico. En ellos tienen un importante papel los profesores y maestros integrados en el equipo docente, coordinados por el tutor, de manera que se organicen bien teniendo en cuenta las edades de los alumnos o las distintas etapas educativas.

Ciertamente los deberes, como todo en la vida, pueden hacerse bien o mal. Un buen docente sabrá asignar tareas, unas cerradas, otras más abiertas, adecuadas a la edad y etapas educativas. Tienen que tener, las primeras y en parte las segundas, una relación con el aprendizaje previo en el aula, sirviendo de complemento, refuerzo o recuperación. Ajustados a cada alumno no deben contribuir a desestabilizar el clima familiar ni producir tensiones entre el hogar y la escuela. No es lo mismo un alumno del primer ciclo de Primaria que el del primer curso de la ESO o Bachillerato. Pero en todos ellos es muy importante que, en su domicilio, dediquen un tiempo al estudio y a la lectura compatible con otras actividades extraescolares de ocio como el deporte, los juegos, todas ellas también formativas.

La madre o el padre no deben hacerles el trabajo a sus hijos, sino motivarles en el esfuerzo y el hábito de estudio desde los primeros años. A los docentes corresponde prepararlos bien siguiendo técnicas de individualización. Un estudiante, para resolver problemas de matemáticas, primero debe entender y después hacer muchos ejercicios y volver periódicamente atrás para consolidarlos. Además se pueden fijar actividades flexibles a plazo medio -diez, quince días, un mes- como la lectura de textos en nuestra lengua española sobre temas que los niños disfrutan como cuentos, historia, biografías, literatura clásica como las fábulas, Biblia para niños, etcétera. El maestro o profesor tiene que controlarlos y utilizarlo para ejercitar después a los alumnos en la expresión oral o escrita.

Las investigaciones al respecto confirman los efectos benéficos de los deberes para casa. En su investigación internacional, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico OCDE/PISA (2012) concluye que "las escuelas cuyos estudiantes emplean más horas en el estudio en casa tienen, en promedio, neutralizados el nivel y origen socioeconómico, al éxito académico". También conviene matizar que la falta de libertad y competición entre escuelas condena a muchos niños y niñas a asistir, especialmente en áreas urbanas, a escuelas fracasadas por circunstancias diversas como son la nefasta influencia de sindicatos y entornos hostiles a variables clave como la disciplina, el esfuerzo y las libertades.

Estados Unidos, con un elevado gasto por estudiante, tiene bajos resultados. Otras naciones que gastan menos pero que trabajan con variables de eficacia, entre las que se encuentra dedicar más tiempo al trabajo escolar en casa, como Polonia, Estonia, Irlanda o Singapur, están en los puestos más altos de rendimiento educativo.

Un equipo de la prestigiosa Duke University en los Estados Unidos, que revisó las investigaciones publicadas entre 1987 y 2003, encontró evidencias positivas sobre la influencia de la relación entre el trabajo en casa ("homework") y el rendimiento académico.

Un riguroso estudio del "Departamento de Educación" de Inglaterra concluyó que "los adolescentes que dedicaban una media de estudio de dos horas diarias en casa conseguían mejores resultados en Lengua Inglesa, Matemáticas y Ciencias, entre otras materias".

Y sobre el éxito académico de los asiáticos, Pam Sammons, profesor de Pedagogía en la Universidad de Oxford, señala que una de las principales razones del éxito de los escolares chinos e indios es que dedican más tiempo y esfuerzo al estudio tanto en los centros educativos como en casa.

Sería deseable que, en este ámbito como en otros, los políticos intervencionistas abandonaran su creciente vocación totalitaria y permitieran que sea la sociedad civil -familias y profesores, principalmente- quien tome las decisiones en los currículos y formas de enseñanza. En su mayoría, las familias irán sin duda por el buen camino si reciben las informaciones correctas y tienen libertad de elección porque cualquier persona con sentido común desea lo mejor para la generación de españoles que nos suceda en las próximas décadas.