La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Suelen decir los nacionalistas catalanes que la actitud "de Madrid" ante sus tejemanejes ha sido una fábrica de independentistas en Cataluña.

No digo que no, pero el coñazo que llevan liando ellos desde la Santa Transición para mí que ha sido, en justa contrapartida, una fábrica de patriotas españoles.

Sea como sea, lo más curioso de todo esto quizá haya sido, que yo recuerde, la actitud de las izquierdas patrias desde la dictadura ante el nacionalismo (ideología carcoide donde las haya y heredera natural de los peores movimientos reaccionarios europeos del siglo XX), una actitud, la de las izquierdas, que ha influido mucho en que estemos lidiando ahora con el independentismo y en que, ante semejante movida, haya tenido que coger el toro por los cuernos la derecha democrática hasta terminar siendo la principal defensora del Estado democrático español. Que manda narices.

Pero esta historia no es nueva. Viene al menos desde 1989, cuando tras el fin del comunismo concluyó el ciclo de las grandes ideologías de masas de derecha e izquierda del pasado siglo y fue ocupando el vacío resultante, en plan entrista, el nacionalismo, microideología vintage que ante los tiras y aflojas de una UE siempre en formación, ampliación e inmigración, ha ido tomando alas por todo el continente.

Y si esto no era suficiente, en plena movida va una peña de profes de la Universidad pública española que, ahítos de adanismo, vanidad y cursilería, se empeñan en tener la fórmula para resolver el problema independentista catalán nada menos que "enamorando" a nacionalistas y demás sablistas a base de propugnar que en esa zona de España se haga un referéndum de autodeterminación regional, o sea, ilegal.

En fin, de coña.

Y aún hay quien dice que el famoso Informe Pisa sobre Educación, que deja a España por los suelos, no es justo. ¿Pero cómo que no lo es? ¡Si nuestro nivel educativo es tan bajo que la cosa alcanza a la Universidad pública e incluso, como hemos visto últimamente, a algún ex alto mando del Ejército!

En fin, da miedo.

Así que antes de que a alguien se le ocurra resucitar la mili y mandarme de nuevo a hacer guardias, por insumiso o algo así ante el poder podemista en formación, casi que mejor cierro el pico. ¡Silencio! ¡Ar!

Compartir el artículo

stats