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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

Ni el Sursum Corda

Yendo al práctico libro "Las calles de Gijón", de Luis Miguel Piñera, hallamos el dato de que la dedicación a La Merced de dicho vial gijonés se remonta a 1847, aunque parcialmente la calle también fue encomendada al Conde Don Alonso, es decir, Alfonso Enríquez de Castilla (Gijón, 1355-Francia, hacia 1400), conde de Noreña y de Gijón, de la casa de los Trastámara y uno de los asturianos más rebeldes y levantiscos de la historia española (por cierto, inexplicablemente, Alfonso Enríquez no tiene hoy calle en Gijón, pero de eso hablaremos en otro momento, pues pensamos que sería un buen patrón para Xixón Sí Puede). El caso es que la calle de La Merced fue nombrada así por la ubicación en esa zona de la capilla de San Antonio sustentada por el vecino convento de los Mercedarios, u Orden de La Merced. Hay varios San Antonio: el abad de ese nombre patronea los animales y tiene feria en la villa, y el de Padua es titular de la parroquia de los Capuchinos. También hay calle de San Antonio, justo donde comienza la de La Merced, y ambos viales prueban la popularidad de aquella capilla. La "Mazurca de las sombrillas", de la zarzuela "Luisa Fernanda", lo explica: "A San Antonio / como es un Santo casamentero / pidiendo matrimonio le agobian tanto / que yo no quiero / pedirle al Santo / más que un amor sincero". Es decir, que hoy podría haber menos adorables solteras -hoy llamadas "single"- en Gijón si la capilla siguiera existiendo. Pero a lo que vamos es a que el alcalde José Manuel Palacio se merece muchas cosas, pero las calles de nombre antiguo no debería cambiarlas ni Xixón Sí Puede ni el Sursum Corda.

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