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El demonio, el mundo y... la carne

Las recomendaciones para evitar el consumo de alimentos cárnicos procesados

Nuestro planeta agoniza, por ello andamos buscando un nuevo lugar, en el espacio sideral, que tenga agua y una atmósfera limpia libre de gases nocivos y sustancias cancerígenas; así hemos estado viajando durante diez años para llegar al planeta rojo, que tras haber puesto, el hombre, el pie en la luna, no creo que haya habido otro acontecimiento mas espectacular en nuestra aventura espacial.

Lo curioso, para mi, un ciudadano de a pie, asturiano de Navelgas, lo que significa, un ser rural de boina, paraguas y madreñas -al menos en espíritu-, eso que Ortega llamaba ruralismo asturiano. Me cuesta comprender que estemos buscando en el espacio huertos ecológicos mientras abandonamos nuestro planeta Tierra, a la vez que lo masacramos con guerras continuas, contaminando atmósfera y mares, gastando sumas inusitadas en armas experimentales para la defensa -de no se qué-, dejando morir de hambre y sed a millones de seres entre lo que prevalecen los niños.

Recuerdo a los predicadores de mi niñez, en sus sermones de Semana Santa, poniéndonos en guardia contra los demonios, el mundo y, sobre todo la carne; ahora son los organismos oficiales. Severo Ochoa me decía, en cierta ocasión, mientras degustábamos un potaje de berzas, siguiendo los consejos de su amigo Grande Covián, con su correspondiente compango, morcilla, chorizo, lacón, tocino y caramietsa, decía, que él estaba muy agradecido a los Estados Unidos, porque el Premio Nobel, lo debía a que unos laboratorios habían puesto, para su investigación, una cantidad superior a la del estado español. No creo que las cosas hayan cambiado mucho respecto a las ayudas, pero de pronto surge la Organización Mundial de la Salud, creándonos unas alarmas, creo que innecesarias; antes había sido otra organización internacional, el Fondo Monetario Internacional quien nos llenó de desconfianza al ver como pasaban por manos de los jueces algunos de sus altos cargos, o los del COI o la FIFA. Este es el peor de los cánceres, el de la hipocresía y la corrupción; ¿no serán estos los nuevos demonios del mundo contra la carne ?

Pero vayamos a la cuestión de última hora, las carnes rojas o las procesadas son cancerígenas, y nos vienen a advertir ahora cuando ya nos habíamos repuesto de las vacas locas, de la gripe aviar, del pescado azul, de los lácteos, del aceite de oliva, del azúcar; de toda una serie de conservantes o colorantes, etcétera, etcétera, pero resulta que los que hemos nacido y vivido en las zonas rurales comíamos de todo con las mínimas preocupaciones. Cogíamos los huevos en el nido y tras hacerle un par de agujeros (sin lavar) lo acercábamos a la boca y lo absorbíamos; sin higienizar las ubres de la vaca, cogíamos el "teto" y llevábamos la leche directamente a nuestros labios; la leche cuajada solamente se descartaba cuando alcanzaba una seria capa de "cardenillo". Yo he conocido un caso de fallecimiento por triquina y ese fue debido a que no miraron las muestras del cerdo, en la misma familia se dio un nuevo caso, que por suerte se salvó y fue debido a que otra persona, rompió el precinto de la panera y comió de los chorizos afectados y como toda explicación dijo: -¡estaban tan buenos!

Hace tiempo que me refería yo a un acontecimiento que nos dejo atónitos en nuestra infancia; salíamos de la escuela y una noticia se extendía por el pueblo, los gitanos acampados en la Tejera, desterraron el gocho de casa Manolín, muerto del "mal rojo", lo cocieron y lo comieron, al igual que se comían las gallinas muertas por "peste aviar", quizás fuese que ya eran inmunes contra toda plaga, pero no contra el hambre.

Las zonas rurales se están muriendo de soledad y tristeza sin que se les de algún tratamiento para evitarlo y todo ello cuando, los viejos, que son los que quedan llegan en gran número a centenarios. Sin embargo la despoblación no la solucionamos, como no solucionamos lo del hambre en el mundo ni paramos las tragedias mientras alcanzamos los mas lejanos planetas o vemos como políticos sin escrúpulos se lo "llevan crudo" a paraísos fiscales, en cantidades suficientes como para evitar la muerte de millones de niños por el peor de los cánceres; el del hambre.

Me angustia pensar que no hemos tenido la suficiente precaución en la familia; no hemos controlado la alimentación de mi padre, que como la mayoría de los vecinos, comían, un día si y otro también, carne procesada entre berzas y patatas para llegar casi a los ciento dos años, ¡ ah !, además, durante muchos años freían el lomo de cerdo o las chuletas de "xiato" con manteca de cerdo, por la carencia de aceite.

Cuando oigo hablar de la protección de la naturaleza y de la salud del planeta, me echo a temblar. Es, cada día mas difícil, conjugar el demonio, con el mundo y con la carne, siempre se han usado leyes de protección desde las religiones, pero aún existen bulas para casi todo.

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