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Sol y sombra

El tigre y su significado

Elliot Weinberger es un escritor que con su erudición y perspicacia lleva la literatura a zonas nunca exploradas del alma. El otro día leyendo uno de sus textos me encontré con el tigre, una criatura que, según el autor neoyorquino, a falta de una iconografía establecida, careció de un significado metafísico en Occidente hasta mucho después del siglo XV. Los bestiarios en la Edad Media tendían a clasificar al tigre como un pájaro, a veces como una serpiente.

Sólo Shakespeare empezó a ver en la imagen del tigre un símbolo del valor militar. Por ejemplo, en la arenga de Enrique V que también cita Weinberger: "Pero cuando la tempestad de la guerra sopla en nuestros oídos, nos es preciso imitar la acción del tigre: poner en tensión nuestros nervios, hacer llamamiento a nuestra sangre, disimular el noble carácter bajo una máscara de furia y de rasgos crueles; así, pues, dotad a vuestros ojos de una terrible mirada... Vamos, ¡enseñad los dientes y abrid de par en par las ventanas de vuestras narices! ¡Contened vuestro aliento y elevad vuestro espíritu a la mayor altura! ¡Adelante, adelante, nobles ingleses...!".

El tigre es ahora para Occidente y nuestros días el himno guerrero que los franceses cantan y entonan sus vecinos en Wembley, como una explosión incontenible y emocionada frente a la barbarie. O la amenaza que cuesta identificar del todo como es debido entre los pacifistas de corazón y los falsos buenistas frente a los partidarios de una guerra justa que está en el ideario de la última mundial. El enemigo ahora es mucho más peligroso, por el giro que han dado los grandes enfrentamientos, aspira a lo mismo y como aquel con respecto a Versalles, siente el agravio, además de un viejo odio a la razón civilizada. No, no son palabras subidas de tono.

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