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La mar de Oviedo

Perspectivas

Me atraen los escenarios minimalistas, menos redundantes con el libreto, que permitan hallazgos al director de escena y estimule la imaginación del espectador. Me incomodó la decoración de "Las bodas de Fígaro", sobre todo en el tercer acto, una sala palaciega donde Leiacker exagera la perspectiva cónica, quizá para hacer cómico lo cónico; la sala aparenta un gran pasillo, un forzadísimo punto de fuga hace que las rectas paralelas se junten mucho antes del infinito, antes incluso que en las bambalinas, por eso, cuando el conde o la condesa de Almaviva se encaminan al fondo, la ilusión óptica los agiganta a cada paso, y menguan de manera alarmante al dirigirse al proscenio; cuanto más lejos más grandes, y al acercarse al público degeneran, parecen menos condes. Cierto que también ocurre eso en la vida. Mozart es caso aparte, escúchese desde el foso o desde el paraíso, es siempre enorme.

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