Quedábamos en que Pedro Sánchez y Dolores de Cospedal habían visitado Asturias en estos tiempos de transición climática y de mortandad a manos del yihadismo. No obstante, De Cospedal ensalzó la labor de Rajoy como "cirujano" de la crisis, aunque no pudo hablar de que haya sido médico de la íntima corrupción del PP. Sin embargo, su mención indirecta a escalpelos, fórceps o sondas ha sido muy apropiada de cara a estas horas posteriores en las que Agustín Iglesias Caunedo ha sido imputado por la jueza del "caso Pokémon" por indicios de cohecho y prevaricación. Esto quiere decir que la longeva época del "gabinismo delorencista", en la que Caunedo fue su última expresión, ha entrado en el quirófano para una intervención a vida o muerte. No obstante, si la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, afirmó hace unos días no estar segura de que Caunedo fuera imputado, habrá que esperar para ver si se gana el título de "cirujana". En este mismo campo de operaciones generales, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se presenta tan locuaz como su Presidente en cuestiones internacionales. Tal vez hay en él una cierta pasada de revoluciones y una asunción demasiado blanda del concepto "bombardeos quirúrgicos" -en uso por Francia, y antes por EE UU Y Rusia-, para definir las rociadas de explosivos sobre Siria. Como se ve, no salimos del quirófano, pero no por ello nos olvidamos de la referida visita de Sánchez, que nos recuerda a Zapatero y un poco también al Zapatero previo al 11-M, fecha esclarecida por lo que acaba de suceder en París. El de Madrid fue el atentado más brutal perpetrado en Europa, pero entre las mentiras de PP y la posterior "alianza de civilizaciones" zapateril se minusvaloró en sus raíces. Compárenlo con Francia.
