La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Votar pensando en España

Una reflexión sobre las elecciones ante la apatía de muchos votantes

Llevo unos días que lo único que escucho en cualquier tertulia es la falta de ganas de muchas personas en relación a las elecciones generales de diciembre. Si nos centramos en nuestro querido Principado, lo más llamativo es que entre los casos de corrupción que siguen apareciendo, la coalición de algunos partidos que defraudaron a sus militantes, las personas elegidas para diputados y senadores por las diferentes formaciones, la inacción del Gobierno regional y las barbaridades que hemos tenido que soportar de algunas formaciones políticas de nueva creación, hacen que muchas de las personas que conocemos no estén dispuestas a ir a votar. Y, la verdad, qué quieren que les diga, las razones de unas y otras son tan determinantes que resulta difícil convencerlas de otra cosa.

Si bien es cierto que esa "apatía racional" de la ciudadanía es lógica y comprensible, después de todo lo que percibimos de algunos políticos, no es menos cierto que no debemos dejarnos llevar por ese pensamiento que tienen muchas personas por el cual nuestro voto no es trascendente ya que el resultado será siempre el mismo. Por eso me gustaría reflexionar con ustedes sobre el hecho de votar y por quien votar.

1-VOTAR. La votación es la herramienta clave de todo sistema democrático. Por supuesto que no es la única, pues la democracia también requiere de diálogo y debate, al igual que el contraste de ideas y proyectos. Pero lo que realmente da el acceso, y es la llave del procedimiento, es la acción de votar.

En España, al igual que en la mayoría de los países occidentales, votar es un derecho y no una obligación. Un derecho que viene amparado en el artículo 23 de la Constitución Española. Un derecho democrático fundamental, por lo que el ciudadano tiene la facultad de decidir si lo ejerce o no. Ahora bien, siendo un derecho y no una obligación, ¿podemos decir que votar es un deber? Es una cuestión muy debatida, pero, en mi opinión, aun no siendo un deber amparado por una ley positiva, puede ser un deber amparado por una ley natural.

A mi entender, es un deber ciudadano en tanto todos tenemos la responsabilidad de participar en la vida pública. Como decíamos, es comprensible que, viendo algunos comportamientos de ciertos políticos, haya personas que se sientan inclinadas a no emitir su voto, pero la democracia necesita de ciudadanos que participen y validen las elecciones de interés general. No podemos equivocarnos, votar es la única forma igualitaria, pacífica, acreditada y participativa para dotar a una sociedad de gobiernos y representantes legítimos.

España debe ser una democracia con una ciudadanía cada vez más activa e implicada. Por eso, nosotros los electores debemos evaluar todas las propuestas políticas y elegir la que creamos más adecuada. Algunos pensarán: ¿para qué voy a votar si mi voto no sirve para nada? Pero no es cierto. La democracia es un ejercicio que no funciona si solo unos cuantos se comprometen con ella. Es la contribución de todos la que la hace efectiva.

Les animaría a los escépticos en ir a votar que pensaran en las palabras del historiador inglés Arnold Toynbee, cuando dijo: "El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan".

2- POR QUIÉN VOTAR. Una vez que comprobaron que mi intención era animarles a votar, algunos de ustedes se preguntarán: ¿Y a quién? Como comprenderán, lejos de mi ánimo está indicarles a quién. Pero sí me gustaría decirles que elegir no es solo votar, es mucho más. Elegir el 20 de diciembre es responder a España y a su futuro. Nuestra elección debe de ser una elección al servicio del bien común. Todos somos responsables y ninguno podemos sentirnos ajenos al papel que nos corresponde en hacer una España más libre, más democrática y con un futuro económico más próspero.

Soy consciente de que va a ser difícil votar a determinadas personas, también a determinados partidos, pero en estas elecciones, más que nunca, debemos de fijarnos en los contenidos. Hay que hacer un esfuerzo racional para elegir políticas correctas que hagan que durante los próximos cuatro años España tenga un futuro de estabilidad, de empleo y de prosperidad. No nos dejemos llevar por eslóganes simples que intentan conmovernos y apelan a nuestros sentimientos. Hay que intentar reflexionar y aplicar la razón. Debemos elegir y elegir bien. España y Europa, pero también el mundo, están en un momento revuelto, alterado y lleno de temores. Después de los últimos acontecimientos, vivimos un escenario "enrarecido" que nos obliga a todos a "crecer en madurez".

Votemos y hagámoslo con responsabilidad. Analicemos las diferentes alternativas políticas, conozcamos el riesgo que cada una entraña y pensemos en las consecuencias de que salga elegida una u otra. Vayamos a las urnas y depositemos nuestro voto con el objetivo de que debe de servir para crear esa España que todos los ciudadanos necesitamos; una España estable en lo político y en lo económico.

Votemos el día 20 de diciembre, y antes de meter las papeletas en las urnas preguntémonos: ¿Por quién? Mi respuesta es clara y definitiva: Por España.

Compartir el artículo

stats