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No libraron

Tira p'alante que libres. Ahí los tienen. Ahí están los dos lugartenientes de Gabino de Lorenzo, autocrucificados como los bomberos en sus movidas ante la Junta General del Principado. En este caso, sin embargo, quienes protestan, aunque sea de forma sorda, son los ciudadanos. Jaime Reinares, condenado a un año de prisión; Agustín Iglesias Caunedo, imputado por corrupción. Ejemplares. Y su jefe, porque lo que hicieron fue cuando estaban a sus órdenes directísimas, mudo.

Reinares y Caunedo eran los encargados de desenfundar, especialmente a través de los medios, cuando alguien no hacía suficientes reverencias a Gabino de Lorenzo. ¡Dios mío, las barbaridades que soltaban!, ¡qué matones!

Caunedo, ya alcalde, gozó de las pleitesías coordinadas de mil pelotas y logreros. Alababan todos los disparates, especialmente su deriva sociata como cuando convirtió a Oviedo en la capital mundial de la ceja, de todos los que habían cantado las glorias de ZP a cambio de cantidades ingentes de pasta. Menudo exitazo.

Lo correos voxpopulis y los putiferios son anécdotas frente a la que se avecina: cien millones del Cagatrava; treinta, de Magdalena Villa; no se cuántos, de Cinturón Verde; la farsa del Asturcón y tal y tal y tal. Y el entorno, lo mismo: Aréstegui, en Avilés; el abrelatas, en el Nalón; Pecharromán, en Gijón; Vázquez, en Siero... en primavera libraron por los pelos. El otoño del PP no dejará títere con cabeza.

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