Pasa por la sección oficial del Festival de Cine Gijón una película más que reseñable, tanto en sí misma y por lo que revela, como por referencias gijonesas que siempre tenemos presentes. "Land of mine" relata los sucesos posbélicos de la retirada de 2,5 millones de minas -hoy se las llama "antipersona", lo cual es un pleonasmo-, que los nazis dejaron sembradas en las costas de Dinamarca, ya que creían que el "Día D" acaecería por allí. Unos 2.000 prisioneros alemanes las retiraron, pero fueron muriendo casi todos ellos en la tarea. Lo que la película resalta es que los prisioneros teutones eran chavaletes en su mayoría, pues es sabido que Alemania reclutaba hacia el final de la contienda a verdaderos imberbes (por ejemplo, a un chavalín llamado Josph Aloisius Ratzinger), o que Berlín fue defendida durante el hundimiento por adolescentes a los que el propio Hitler acariciaba las mejillas cuando emergía del buker a pasarles revista.

Pues bien, por pura confesión de parte, ya que la película procede de Dinamarca, deducimos que los militares daneses pudieron ser con esas acciones tan cabrones como los nazis (de hecho, hay una frase literal del guión que dice eso mismo). Es cierto que pudieron serlo por un tiempo más breve que sus anteriores ocupantes, pero nos preocupa más la cualidad de los hechos que la cantidad. En cualquier caso, nos sorprende una vez más cómo la Europa del norte no ha padecido de leyendas negras, o se las han sacudido de encima con gran elegancia, mientras que a la parte sur del continente nos tuvieron abrasados. En fin, todavía hoy media Europa es un misterio para la otra media. En cuanto a la referencia gijonesa no es otra que la de Camboya y la impagable labor en esa tierra de Kike Figaredo, precisamente contra las minas, nada menos que 10 millones de ellas.