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Millas

El trasluz

Juan José Millás

Un filósofo

En mi barrio todavía se habla de los cuatros goles que le metió el Barça al Madrid el sábado último. En realidad, no se habla de otra cosa, pese a la cantidad de cosas que suceden y nos suceden. El asunto ha generado mucha frustración en unas personas y mucha furia en otras. 4-0, cuando se trata de equipos de esta categoría, no es ganar, es un ejercicio sado-maso en el que el masoquista es el Madrid.

-Le gusta que le aticen -dice el fontanero mojando el cruasán en el café con leche.

-¿A quién le gusta que le aticen? -responde el director de la sucursal bancaria de la esquina.

-A mí -responde el fontanero-, y no te doy detalles porque estamos en horario infantil.

Ocurre esto en la cafetería en la que leo el periódico, o finjo leerlo, mientras tomo nota de las conversaciones. No entiendo el fútbol, no me gusta, aunque me interesa. El sábado, durante la celebración del "clásico" (así lo llaman), no encendí la tele ni la radio, pero estuve atento al grito de "gol" que se cuela en mi piso cuando el equipo de casa logra un tanto. Me gusta ese instante por lo misterioso que resulta. Es como un movimiento telúrico, da la impresión de que el grito procede de las entrañas de la tierra y no de los salones de las viviendas colindantes. Me gusta, ya digo, me estremece, me proporciona un grado de extrañeza saludable respecto a la realidad. ¡Qué fuerza para un monosílabo! ¡Goooool!

Pero el sábado no llegaban. En cambio, cada vez que el Barça metía un gol se escuchaba un grito inverso. La experiencia, por novedosa, me puso los pelos de punta. Un grito inverso de ¡gol! viene a ser un pico de silencio que se parece a un agujero negro. Escuché cuatro agujeros negros y luego pedí una pizza por teléfono, para recuperarme.

-A Casillas no le habrían metido cuatro goles -dice ahora el fontanero.

-No sé, no sé -duda el director de la sucursal bancaria.

-Echamos a Casillas por masoquismo -insiste el fontanero-. Y disfrutamos con ello. Lo que te decía, nos gusta que nos den.

El fontanero es un filósofo y yo pido un té verde.

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