La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

No hay salida

Lo peor de la guerra es la perseverante beligerancia de algunos pacifistas que están dispuestos a manifestarse contra ella para tomar de nuevo la calle antes de las elecciones. Francia pide ayuda en la lucha contra el yihadismo y Rajoy no se cansa de dar largas por miedo a verse retratado en una nueva foto de las Azores. Da igual lo que haga. Resulta indiferente. Por donde salga el sol es, en este caso, lo de menos.

Cuesta decirlo pero los atentados de París han variado el lema de la campaña electoral que iba a centrarse en Barcelona y acabará desperdigándose en los programas de televisión de variedades, los hormigueros, las conversaciones con Bertín Osborne y en el famoso "no a la guerra". La guerra, si no es una realidad, está siendo la corazonada de quienes desean la sombra que proyecta para sacar un posible rédito arrastrando, a la vez, buenas y malas intenciones

Es difícil darle la vuelta al ISIS para hallar un pretexto que impida tener como principal objetivo destruir al yihadismo antes de que nos destruya. Su idea de la vida y la muerte es demasiado espeluznante. Sí resulta, sin embargo, fácil buscar en los bombardeos aliados la raíz del mal, mucho más todavía en el cinismo de Occidente y el doble juego de los intereses geoestratégicos y el tráfico de armas. España, en todo esto, como ya sucedió anteriormente, juega un papel de mero comparsa. Pero ello no librará a Rajoy de sufrir los picotazos de las palomas y tampoco de los halcones.

Hay quienes creen que el estado anímico de la nación no es el mismo del tiempo de la foto de las Azores. Otros opinan, sin embargo, que no aguanta media hostia. Los resultados electorales desde que dependen de las corazonadas de la guerra, los corazones y los programas de entretenimiento no son previsibles.

Compartir el artículo

stats