Lamentamos recurrir al humor negro, pero ese cierto manga por hombro que desde hace años padecen los Servicios Sociales del Principado nos obligan a ello.
-Buenas, vengo a solicitar el salario social.
-¿Su situación?
-Sintecho.
-¿Dirección de contacto?
-Le digo que no tengo techo.
-Mire, está usted poniendo las cosas muy difíciles.
En efecto, gracias a Cáritas hemos sabido que, por más esfuerzos que realiza la excelente organización de la Iglesia, se topa con demoras de hasta dos años en la concesión de dicho salario a personas a las que atiende. Por ejemplo, a los solicitantes les piden "acreditación de residencia efectiva". Insistimos: parece un relato de Gila. Cáritas también refiere que varias de esas personas al borde de la nada padecen trastornos mentales severos.
-Buenas, vuelvo por lo del salario social; ya tengo techo.
-Usted dirá.
-Ahora suelo parar por las noches en un cajero de la calle Uría.
-Buena zona. ¿Dirección de contacto?
-Pueden enviarme el correo a El Corte Inglés, que está enfrente.
-Bien, vamos progresando. ¿Algún dato más?
-Tengo principios de esquizofrenia.
-Pues vigílelo, que la inestabilidad social es factor de riesgo. Pero en ese caso tendrá usted que volver cuando le dé el primer brote serio. Y procure no perder para entonces el cajero.
-Muy amable. Gracias.