Todos los partidos asturianos con posibilidades de lograr representación parlamentaria el 20-D estrenan cabeza de lista. Es decir, que consciente o inconscientemente sus dirigentes han escuchado la demanda ciudadana y se han decantado por la renovación. Así y todo, permanecen como candidatos en otros puestos políticos que hace ya tiempo que tenían que haberse retirado. Ellos directamente, y no esperar a que fuera la organización la que tomara la decisión. Pero por qué será que prácticamente no hay ningún diputado ni senador que se vaya por voluntad propia. Todos aspiran a repetir y repetir en el cargo. Preocupante actitud.
Por eso adquiere gran relevancia política que todos los números uno de las listas al Congreso por Asturias sean novatos. Tanto por carteles electorales como por diputados, si es que son finalmente elegidos. Tres de ellos, Susana López Ares (PP), Adriana Lastra (PSOE) e Ignacio Prendes (Ciudadanos), sí tienen experiencia parlamentaria como miembros que son o fueron de la Junta General del Principado. Tampoco es que haya llegado ahora a la política el cabeza de la candidatura de IU (que concurre a los comicios como Unidad Popular; hasta hace poco Ahora en Común), Manuel González Orviz, quien, además de cargo orgánico en la coalición desde hace tiempo, también llegó a formar parte de gobiernos presididos por el socialista Vicente Álvarez Areces. Nueva, realmente nueva, por lo tanto, sólo lo es Sofía Fernández Castañón, la número uno de Podemos.
Muy distinta es la situación de las candidaturas al Senado. Dos ejemplos bastan para comprender que lo que menos se busca en la Cámara alta es la renovación. De qué otra manera se puede interpretar si no que los principales exponentes del PSOE y del PP sean Álvarez Areces y Ovidio Sánchez, respectivamente.
