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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

El embrollo ferroviario

Como tenemos muy pocas esperanzas de que llegue a puerto exacto el plan de vías y estaciones que actualmente están revisando el Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento, no dedicaremos demasiado tiempo a revisar el embrollo que se está montando. Dedicaremos sólo el tiempo justo para recoger unas palabras del concejal de Urbanismo, el divino Couto, que el otro día manifestaba su excelsa necesidad de afinar mejor con el lápiz a la hora de pintar el espacio dedicado a las edificaciones cuyas plusvalías servirían para pagar una parte del plan. Esto nos recuerda el origen de todo, es decir, que la necesidad primordial era la de reconfigurar las estaciones y las vías de Gijón y evitar que partieran la ciudad o que se mantuviera la duplicidad de El Humedal y Jovellanos. Pero de inmediato se incurrió en el viejo vicio nacional, es decir, que el urbanismo y la edificación alimenten económicamente a las administraciones y, concretamente, a los gastizos ayuntamientos. Así nos ha ido. Pero a lo que vamos ahora es a que Couto habla de afilar lápices justo en el momento en el que se descubre que es imposible -salvo con rascacielos- mantener la edificabilidad prevista inicialmente en el área de vías. Es difícil mantenerla e incluso precisarla, ya que antes de ello habría que concretar las características de la deseable estación soterrada, un asunto que la ministra Ana Pastor lleva a trompicones e improvisaciones desde el día que augustamente decidió que ya estaba bien de haber perdido -ella- un desgraciado cuatrienio de nada.

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