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El "programa común" de Sánchez

La oferta del candidato socialista a Ciudadanos y Podemos no tiene pies ni cabeza, sólo se sustenta en la obsesión de llegar al poder a costa de lo que sea

La política española es un asunto demencial en manos de políticos poco de fiar. Es el caso de Pedro Sánchez. El candidato socialista ha anunciado que ofrecerá a Ciudadanos y Podemos un pacto "anti PP", tanto si queda por delante de Rajoy como si lo hace por detrás. El pacto, aparentemente, se basaría en "un programa común". Pero en realidad y a buen entendedor, sólo concita la urgencia de alcanzar el poder a costa de lo que sea.

Lo que sea es ponerse de acuerdo con un partido, como el de Pablo Iglesias, que se ha desmarcado claramente de dos de las líneas de consenso que convergen en un interés generalizado de la política nacional: la unidad de acción en la lucha antiyihadista y el problema catalán. Podemos no sólo no comparte el punto de vista del resto de los partidos con opciones el 20-D en estos aspectos de vital importancia, tampoco lo hace en otros que tienen que ver con las relaciones europeas, en los que el resto de las fuerzas sí parecen, en cambio, coincidir ampliamente. ¿Cuál es por tanto el sentido positivo del programa común de Pedro Sánchez más allá de plantear un frentismo descabellado que sólo tiene por objeto descabalgar al rival? Ninguno.

No parece haber química entre el candidato del PSOE e Iglesias. Podemos compite con los socialistas para arrebatarles el espacio de la izquierda posible de este país, y por encima de los puentes que la llamada nueva política pueda tender, entre la propuesta del líder de Podemos y la de Rivera media el insondable abismo. ¿Qué frente común pueden ofrecer aparte de neutralizar al Partido Popular? ¿El de la anticorrupción? Concedido. Pero ¿proponiéndola quién? ¿El partido de los ERE de Andalucía?

No vale todo. Ni siquiera el voto instrumentalizado para desalojar a los populares en el reparto de los ayuntamientos y las autonomías debería servir para colocar un tripartito al frente del gobierno de la nación que apenas guarda una idea en común sobre lo que le conviene a España en algunas de las líneas que sustentan el interés general del pueblo y en un momento crucial de su historia por las tensiones separatistas y la amenaza del terrorismo islámico. ¿Está asumiendo Pedro Sánchez la responsabilidad de su liderazgo? Francamente, lo dudo.

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