La Nueva España

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No sé por qué ni por qué no, pero es como si a los liberales, lo mismo que al Real Madrid, les hubieran echado el mal de ojo, porque lo que más se cotiza últimamente en Occidente no es el mercado, sino ¡el Estado!

Y para comprobarlo basta echar un vistazo a los primeros espadas de los grandes estados occidentales, tipo Hollande, Obama, Cameron, Merkel o hasta Putin, que tal como está el patio han decidido aferrarse a su puesto de mando y ordenar a la tropa: "Apunten? ¡fuego!". ¡Es la guerra!

Lo que, por supuesto, no incluye a España, Estado troceado y, según algunos, medio esfumado. Pese a lo cual, no deja de ser curioso el tirón que sigue teniendo por aquí este concepto político por excelencia, porque hasta los ácratas de la CUP catalana, en vez de propugnar una comuna autogestionaria o algo similar (que sería lo suyo), se apuntan a crear un Estado (aunque, eso sí, menguado).

De modo que en esa zona de España, como en otras, parece seguir siendo tan fuerte la pulsión estatal que, por ejemplo, hasta un tal Francesc Homs, segundo de abordo de Mas, por si le pintan bastos en su apuesta independentista o independenciera, se presenta el tío como candidato por Convergència (Democràcia i Llibertat) a las elecciones generales del próximo 20-D, lo que le permitirá, si es elegido, seguir cobrando del Estado español como diputado. En fin, un figura este Homs, que, antes de liarla, quizá hubiera hecho mejor montando un viaje de estudios por Siria, país en descomposición y cuya tercera ciudad en importancia (hoy arrasada) se llama, curiosamente, Homs.

¿Que es mal momento para ir a ese antaño maravilloso país? Ya lo sé, porque justo ahora el Estado sirio está hecho un cirio, pero eso es lo interesante del asunto: que entre bombas, misiles, disparos, cabezas degolladas, violaciones y muertos a montones, un viajero como Homs -no independiente, sino independentista- puede experimentar en vivo y en directo la caída de un Estado normal (el sirio) y el nacimiento de otro brutal (el llamado Estado Islámico).

Así que hala, Francesc, a viajar. Y que vuelvas en buen estado, campe? homs.

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