El debate organizado por LA NUEVA ESPAÑA contempló un programa más real, más cerca del ciudadano. Los cinco participantes (que incluía a todos quienes tienen representación parlamentaria asturiana) estaban menos tensos, más sobre el piso, más con los pies en el suelo. Y sacaron a la palestra más temas que en los debates anteriores, los nacionales. Quizá deberían haber tratado más algunos de los temas puramente asturianos. Pero creo que fueron menos rígidos, más campechanos, estaban más al tanto de cada tema. Vamos, tenían más tablas.
El lenguaje fue también más popular, los concurrentes parecían mejor documentados, sentados y con papeles. Y se trataron de tú a tú, en confianza, con contundencia de unos a otros. Creo que fue un debate más ameno, para contemplarlo con tranquilidad, desde casa.
En fin, considero que el debate fue un acierto para que quienes nos encontramos lejos de Asturias, que posiblemente tenemos un conocimiento más somero de la realidad astur, veamos mejor el ambiente que se respira en la tierra.
Fue, en definitiva, una lid a la vez más espontánea.
