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La esquina

El tesoro del agua

La Empresa Municipal de Aguas (EMA) de Gijón tiene instalada en Los Campinos de Begoña una sencilla, pero reveladora, exposición sobre el medio siglo que cumple. Toda empresa que llega a los cincuenta años alcanza un éxito redondo, que se agranda si es una empresa pública que viene del antiguo régimen, con lo que debió de provocar tentaciones de fulminarla o de darle otro nombre. Pero no, se mantiene porque ha prevalecido el sentido de Estado en una ciudad-estado como es Gijón.

La celebración y la exposición coinciden con un otoño extrañamente seco, lo que engranda la importancia de la EMA. Importancia en el doble sentido, en el de facilitar agua a los vecinos de Gijón y de haber casi terminado con las inundaciones más frecuentes de lo debido en cuanto la lluvia se intensificaba.

Las nuevas generaciones no vivieron las restricciones de agua en verano, convirtiendo en incómoda la vida de los gijoneses, problema solucionado allá por los años sesenta del pasado siglo, cuando se pudo en marcha la traída de agua del Narcea, bendito río para la ciudad. Ni vivieron las inundaciones en distintos puntos de la ciudad, con la zona de la Puerta de la Villa como símbolo de aquel problema.

La EMA, pues, ha solucionado el problema del agua en Gijón en las dos direcciones; en la del suministro y en la del control. La celebración del medio siglo de la empresa ha de ser saludada con el reconocimiento popular que se merecen las obras que funcionan, como es el caso.

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