La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alberto Menéndez

Un Gobierno expectante

Lo que supone para Javier Fernández el resultado de Pedro Sánchez

Gobernar con el apoyo de sólo 14 de los 45 diputados de la Junta General del Principado, como le sucede al Ejecutivo asturiano de Javier Fernández, ya es de por sí muy complicado, e incluso podría llegar a ser imposible en algún momento, como para además hacerlo con la rémora de un partido político en horas bajas, o muy bajas (la incógnita no se despejará hasta el próximo día 20), más preocupado por solucionar sus problemas internos que por otra cosa.

El Gobierno asturiano es consciente de lo trascendente de los comicios generales para su futura labor. Y por si albergaba alguna duda, sólo tiene que mirar el trato que PP, Podemos y Ciudadanos comenzaron a dar a su líder, Pedro Sánchez, en cuanto simplemente sospecharon (que certeza, por supuesto, no tienen ninguna) que ha pinchado en las últimas semanas. Ven a Sánchez, o más bien les dicen que deben verlo, débil, el más débil de los cuatro números, uno con opciones demoscópicas a la Presidencia del Gobierno de España, y le atacan en ocasiones como si ya fuera un cadáver político.

Por supuesto que dar por derrotados al PSOE y a su cabeza de cartel no tiene sentido en este momento: es más, puede incluso ser un grave error estratégico de quienes así piensen: esa desconsideración, esa altivez por parte de las otras tres fuerzas preponderantes en esta campaña electoral, quizá se vuelvan contra ellas y acaben beneficiando al subestimado.

Si así fuera y Pedro Sánchez remontara en contra de lo que señalan las encuestas, el Gobierno asturiano respiraría. Porque no es lo mismo ir en la misma onda, en la misma línea ideológica predominante en Madrid, que ir a contracorriente, con la tendencia perdedora, y más aun si la derrota es de las que no ofrecen matices.

El Ejecutivo de Javier Fernández se juega mucho el 20-D. Muy distinta sería la situación si el PSOE, en el pasado mes de mayo, hubiera obtenido 19 o 20 escaños en la Cámara legislativa regional; es decir, que estuviera en condiciones de pactar con una fuerza política determinada para tener mayoría parlamentaria. Pero no, como poco necesita el respaldo de dos partidos para todo, y eso lo debilita. Y más aun si esas formaciones con las que el Gobierno está obligado a negociar salen fortalecidas dentro de ocho días y la suya, la socialista, no.

Compartir el artículo

stats