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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Juegos de palabras

Conrado: "Tus deseos son desórdenes para mí, solía decirme Martina con uno de esos juegos de palabras que tanto le gustaban y que tanto me gustaban hasta que pasó el tiempo y ella siguió enamorada de ellos y yo acabé hastiado de tanto escucharlos. Es lo malo de las relaciones amorosas que se van rompiendo poco a poco sin que te des cuenta, o dándotela pero sin que te importe. A Martina también le gustaba decir, cuando le entraba uno de esos arrebatos de consumismo compulsivo con los que cercenaba cualquier tentación de aburrimiento a mi lado, que París bien vale una Visa. Y como era una mujer de prósperos negocios y clarividentes habilidades para encontrar la ropa más cara en los sitios más selectos, se iba un fin de semana y el lunes volvía revitalizada, con la sonrisa más fresca que nunca y dispuesta a soportar mis neuras durante una temporada más. Lo admito: convivir conmigo es difícil y cuando ella decía aquello de los desórdenes y los deseos estaba, además de jugando, definiendo en parte nuestra borrascosa relación. Era una mujer inteligente, ingeniosa, trabajadora y muy cercana a mi ideal de belleza femenina, pero era tan juiciosa, tan calculadora, tan meticulosa en todo y tan insistentemente comprensiva que me llegó a agobiar. La perfección me aburre, quizá me asuste también, y por eso me aferré a pequeñas tonterías para ir minando poco a poco la relación. Los juegos de palabras, por ejemplo, una minucia comparada con mi tendencia a beber más de la cuenta y volverme mordaz hasta el hartazgo con cualquiera que se pusiera a tiro. Y ella siempre solía estarlo. Tal vez estaba a gusto conmigo porque los disgustos la hacían sentirse más segura y confiada en sus propias cualidades. Porque le encantaba compararse. Cuando le dije que quería romper, se echó a llorar por no reír. Yo también sé jugar con las palabras".

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