La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Política y poética

No parece mala cosa que el Parlamento de la nación se llene de profesores imberbes, de sociólogos, de gente corriente, incluso de poetas. Ya sabemos lo que dan de sí, en el desempeño diario del ejercicio político, esa caterva de abogados, economistas, ingenieros, e incluso médicos, a los que nos encomendamos pensando que este país necesitaba más que senadores, sanadores. De ser cierto que la poesía es arma cargada de futuro, habrá que darle alas y balas al poeta. Es bueno, y hasta nutritivo para un país ayuno de letras, que la poesía huya de los libros y los ateneos y anide extramuros, para colonizar otros territorios que parecen serle ajenos, como las callejas, las escuelas, los desahucios y las escombreras. Y también los escaños. Hubo algún ministro poeta, testimonial, como hubo uno electricista de la patada en la puerta. Derribar los portones de bronce del Congreso a puntapiés de poesía no parece mala estrategia.

Compartir el artículo

stats