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El "Belén de Cracovia", Patrimonio de la Humanidad

Se acerca la Navidad y pronto aparecerán los belenes: construcciones paisajísticas más o menos complicadas, con escenas costumbristas y tecnología que las hace "vivir".

La tradición comenzó en el siglo XIII con la idea de San Francisco de Asís. El santo puso en escena el misterio de Nacimiento y compuso el primer villancico como fondo musical. En la Nochebuena del año 1223 en Greccio (Italia), en el decorado natural del bosque, varios aldeanos con un buey y un asno, alrededor de un pesebre hicieron una interpretación del Nacimiento.

El éxito de esta representación recorrió toda Europa. Ya en el siglo XIII la trajo a Cracovia, por entonces la capital del reino de Polonia, la comunidad de franciscanos venidos de Praga. Posiblemente debido al rigor del clima, en las iglesias y conventos de Polonia se instalaban los belenes con figuras fijas, esculpidas. Con la moda del teatro de marionetas venida de Francia, los ingeniosos frailes cracovianos tuvieron la idea de enriquecer el belén tradicional con los títeres que relacionaban en plan jocoso los acontecimientos bíblicos con los de la actualidad. El creciente éxito, la rivalidad entre los conventos y sobre todo el carácter excesivamente lúdico, concluyeron en el año 1732 en que las autoridades eclesiásticas prohibieron las representaciones dentro de los lugares sagrados.

La costumbre ya estaba arraigada y era muy popular, de modo que inició una nueva vida en la calle. En Cracovia se creó un belén a modo de un teatrillo ambulante de títeres llamado "pesebre" (szopka), cuyo origen fue socio-laboral. En el siglo XIX los obreros del sector de construcción, que paraba en el invierno, necesitaban unos ingresos extra para afrontar la vida. A esos habitantes de los suburbios se unían los estudiantes de la universidad, siempre necesitados de dinero. Los pesebristas montaban unas construcciones arquitectónicas de madera y cartón de hasta 2-3 metros de altura, recubiertas de brillantes papeles de colores. La escena de contenido evangélico se colocaba en el nivel superior, separada del escenario para los títeres, situado en un nicho de la planta baja.

La moda de invitar a estos grupos a las casas burguesas pudientes influyó en la competitividad entre ellos. Los grupos incluían a músicos con sus violines, acordeón y bajo. Los agudos textos satíricos sobre los acontecimientos de actualidad y sobre los políticos los escribían los mismos pesebristas. También los aportaban anónimamente literatos y poetas, ya que Cracovia siempre fue la capital cultural de Polonia. A la vez, a modo de feedback, los pesebres cracovianos sirvieron de inspiración para la creación de obras dramáticas teatrales.

En esa época se estableció la normativa arquitectónica, el llamado "canon del Belén de Cracovia". Su construcción hubo de ser simétrica, de dos o tres pisos, con 3-7 torres, de vivo colorido basado en los colores del traje popular de Cracovia y debía contener elementos relativos a los monumentos de la ciudad.

En el siglo XX, con las dos guerras mundiales, llegó casi a desaparecer la costumbre de los pesebres callejeros y ambulantes. Para impedirlo, el Museo de la Industria y el Museo de la Historia de Cracovia organizaron en el año 1937 el primer concurso de belenes, en el cual hubo casi cien participantes. Los concursos se reanudaron en el año 1945, nada más terminar la II Guerra Mundial. Con ellos apareció un nuevo tipo de belén: "el pesebre de concurso", donde los títeres fueron sustituidos por las figuras estáticas de diversa índole, además de la escena del Misterio como tema siempre presente.

La fantástica arquitectura de esas construcciones reúne armoniosamente elementos de varios edificios históricos de la ciudad en forma de una mezcla de ricas formas, colores y detalles ornamentales, dando una imagen de castillo de cuento, donde en medio de la mundana fastuosidad nace en un rincón un Niño de una familia pobre. En los huecos de la construcción están las figuras laicas. Pueden representar al pueblo con su folclore o personajes de numerosas leyendas de la ciudad o relacionados con la universidad cracoviana, una de las más antiguas de Europa. A veces se representan también los personajes históricos o contemporáneos, como Lech Walesa, el papa San Juan Pablo II, etc.

Los pesebristas dedican entre 1.000 y 10.000 horas a su trabajo llevado en absoluto secreto. Entre ellos están las familias donde la dedicación pesebrista abarca cuatro generaciones. Últimamente participan también ingenieros, arquitectos y médicos aficionados. El concurso empieza el primer jueves de diciembre. Las mejores obras son adquiridas por los museos y participan en las exposiciones nacionales e internacionales que han recorrido casi todos los continentes. En España se expusieron en Madrid y Sevilla.

En el "Belén de Cracovia" se une la tradición popular y el patriotismo con gran fantasía y no menor paciencia de elaboración. Encierra todo el encanto y magia de la preciosa e histórica ciudad real de Cracovia. En el presente año 2015 el "Belén de Cracovia" ha sido declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

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