La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La esquina

Hasta el final

Gijón no está teniendo suerte con el plan de vías. Paralizado por la crisis económica que dejó sin compradores los solares que aparecieron tras la retirada de los raíles ferroviarios, marginado en las aspiraciones populares, ya que la movilización convocada a bombo y platillo por el gobierno local y apoyada por todos los partidos fue un rotundo fracaso, el plan es ahora objeto de una feroz batalla política en las horas previas a las elecciones generales.

Quienes sostienen que un debate entre candidatos ni da ni quita votos, tendrían que acercarse por Gijón y aclararnos cuántos votos van a cambiar si una estación va trescientos metros más arriba o más abajo. La batalla se traslada al consejo de administración de hoy de Gijón al Norte, que, dicho sea de paso, bien pudo ser convocado el lunes o el martes y no va a pasar nada. La junta electoral tiene la última y urgente palabra.

Reclamar que la estación que necesita Gijón como el comer sea de verdad un tema de Estado, un asunto resuelto en amplio consenso, es, a estas alturas, un deseo irrealizable. Pero hay que expresarlo en público por que alguna luz se encienda en el ámbito político local y algún responsable público apueste por un diálogo profundo y extenso para resolver la cuestión. Una cuestión que se ha movido en los últimos tiempos al olor de las urnas. Habrá que ver qué se mueve a partir del lunes y qué influencia va a tener el resultado electoral en las sublimes decisiones pendientes. Reclamar mejor suerte para el plan de vías es lo mínimo.

Compartir el artículo

stats