La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Millas

El trasluz

Juan José Millás

Una lágrima

Me pregunto si las cabezas, como los negocios, se han globalizado; si del mismo modo que ya no existen las economías locales (aunque nos hagamos la ilusión de que sí), tampoco hay una mente, digamos, conquense o parisina. No hablo de las apariencias. Las apariencias señalan que sí por razones políticas. Quizá uno sea de su barrio, pero ¿a quién pertenece su cabeza? A la cabeza única. ¿Y qué piensa esa cabeza? Que las cosas están bien como están, que debe haber pobres y ricos, por ejemplo, y que cuanto mayor sea la distancia entre unos y otros, mejor. Esa cabeza dice que no hay alternativa a la realidad tal como la conocemos. De ahí, por un lado, la resignación, también global, y el éxito de los apellidos vascos o catalanes, que, en clave de humor, mantienen el delirio de que somos distintos. Lo cierto es que aunque usted y yo no compartamos las claves del pensamiento único, formamos parte de él. Es un engrudo al que, nos guste o no, permanecemos ideológicamente adheridos.

No sabemos si la realidad es como es o como nos dicen que es. A efectos prácticos, lo mismo da. Lo cierto es que desde que nos levantamos hasta que nos acostamos trabajamos para fortalecer y transmitir una filosofía de la existencia que perjudica seriamente la salud. También el tabaco y la heroína la perjudican, pero hay gente que prefiere morir a desengancharse. ¿Qué ocurriría si nos desengancháramos de la mente global? Lo más probable es que se presentara en casa la Policía del sistema y nos hiciera unas preguntas. Ya me entienden lo que quiero decir con lo de unas preguntas.

Así las cosas, si apareciera un partido político cuya ideología estuviera basada simplemente en la sensatez, no lo votaríamos, o no lo suficiente como para que cambiara las cosas. Un partido, por ejemplo, que estuviera en contra de la explotación (que tanto nos gusta); en contra de que los sectores estratégicos de la economía siguieran privatizados (lo que, increíblemente, hemos permitido); en contra del hambre, por decirlo rápido. Ese partido sería minoritario. Un grumo en la masa gris del cerebro global. Una lágrima en el océano.

Compartir el artículo

stats