Dicen los habitantes del medio rural, los vecinos de esos concejos que arden como yesca, que los políticos asturianos tienen olvidado al campo. Los aldeanos se quejan de que las administraciones ponen por delante de la oveja y del pastor al lobo, como si importara más el grisú que el minero. Cada vez más asturianos se manejan en internet, pero cada vez menos saben elaborar sidra y queso artesano. Y eso es un drama. Si estamos en el convencimiento de que el medio rural más que una ocupación merece preocupación, comencemos a preocuparnos más por esa gente y los usos tradicionales. Como dice un cabrero del Oriente - "no te metas con un cabrero, que son gente que tiene mucho tiempo para pensar", sentenciaba mi abuelo-: "O cambiamos de pastor o dejamos de ser ovejas". Y a la vista de lo que está pasando en el occidente asturiano, de los rastrojos de la desidia política vienen algunos de estos fuegos, aventados por un otoño cálido y atípico.