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Alberto Menéndez

Todo tiene un límite

Ése no es el camino. Lo sucedido ayer en la Junta General del Principado ha encendido las luces de alarma sobre en lo que puede acabar convirtiéndose el Parlamento asturiano si las diferentes fuerzas políticas son incapaces de poner los intereses de los asturianos por encima de los suyos propios, si todo se reduce a una gresca permanente, a la descalificación y el insulto como norma.

Se equivocan los diputados de Podemos, los grandes protagonistas de la penosa sesión parlamentaria de ayer, al asociar nueva política con malas formas, con descortesía, con poca o nula educación a fin de cuentas. Antes o después esta actitud altanera, a todas luces fuera de lugar, les acabará pasando factura. Discrepar, sí, ¡faltaría más!, pero dentro de unos límites, respetando las normas básicas de la urbanidad.

Un diputado regional, sea del partido que sea, no puede intervenir en el Parlamento regional faltando al respeto a muchos de sus compañeros de escaño, llegando a poner en duda en algún caso su honorabilidad. Y eso lo hicieron ayer parlamentarios del partido morado que lidera Pablo Iglesias tanto en el Pleno como en los pasillos de la Junta General.

La soberbia no es buena compañera de viaje en política. Ejemplos de que es así hay innumerables, en España y fuera.

Ciertamente, a Podemos las cosas le van muy bien en Asturias. Desde las elecciones europeas del pasado año, pasando por las autonómicas y municipales de mayo y las generales del domingo no ha hecho más que crecer en votos. Y lo ha conseguido desde una política de oposición frontal a todo, excepto en Oviedo, en donde forma parte de un gobierno tripartito con PSOE e IU, grupos a los que ayer, precisamente, sus diputados autonómicos descalificaron sin ningún miramiento y, ahí está lo grave, con desconsideración y sin tacto. Resulta difícil de entender la doble vara de medir de los podemistas: lo que en el Ayuntamiento ovetense vale sin embargo es nefasto e incluso algo peor a sólo doscientos metros en la Cámara legislativa autonómica.

Cada partido es libre de hacer la política que considere oportuna. Podemos se ha decantado por la descalificación total de los otros dos partidos de la izquierda asturiana. Opción muy respetable, siempre y cuando no vaya adobada con insinuaciones de corrupción como ayer hizo el portavoz parlamentario morado Emilio León. La Junta General del Principado merece un respeto.

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