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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Drones, pites y promeses

Un posible uso de los aparatos voladores dirigidos a distancia

Ya saben ustedes de sobra lo que son los drones. Y persaben que se van encontrando para ellos cada vez nuevas funciones: desde aquellas a las que los destinan los ejércitos, al empleo que les dan empresas civiles. En Asturies, hemos sabido recientemente que Correos anda probando cómo utilizarlos para llevar la correspondencia a Sotres, Bulnes y Poncebos cuando el invierno (que este año, por cierto, parece que sí lo ha comido el lobo, a ver si lo devuelve) dificulte o impida el acceso.

Y, a propósito, se me ocurre ahora que bien podría ser utilizado el nuevo aparato volador para fines políticos por parte de la ciudadanía. Recordarán ustedes que, durante un tiempo, partidarios de la cooficialidad del asturiano intentaron amargar al expresidente Areces sus jornadas persiguiéndolo por las calles o irrumpiendo en sus actos con un personaje vestido de pita amarilla, que le recordaba su falta de compromiso con el asturiano.

Pues bien, al modo de la pita mariella y reivindicativa, los electores podrían servirse de drones para perseguir a aquellos de entre los elegidos que no cumpliesen sus promesas. Estaría, por ejemplo, el diputado equis comprando el periódico y sobrevolaría sobre su cabeza el pájaro mecánico con una pancarta donde se señalase su incumplimiento en tal o cual materia, repitiendo dicho incumplimiento mediante un altavoz. Aquel otro se dispondría a tomar una botella de sidra en una terraza y la rapaz acusadora sobrevolaría sus inmediaciones: "¡Mentirosu, mentirosu! -crascitaría- ¿ú los empleos que prometiste?", mientras dejaba caer sobre su mollera unas volantinas con el texto del incumplimiento. Seguro que a ustedes se les ocurren otros escenarios.

No acaba de parecerme, sin embargo, una buena idea. Entre otras cosas, porque habría tantos drones que sería necesario regular su circulación para evitar colapsos, aun más intensos que los del regreso de un puente, sobre nuestras cabezas.

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