Que en el BOE de hoy aparezca la Real disposición por la que se suprimen los títulos del Reino concedidos a la Viuda de Francisco Franco, "Señorío de Meirás", -Con Grandeza-, por Decreto-Ley de 26 de noviembre de 1.975, "como muestra de Real aprecio y testimonio de afecto y admiración a Doña Carmen Polo de Franco de singular relieve en una gloriosa etapa histórica de nuestra patria", ni más ni menos, y a la hija del mismo Francisco Franco Bahamonde, María del Carmen Franco Polo, "Ducado de Franco", -con Grandeza-, misma fecha, solo por Decreto, "en atención a las excepcionales circunstancias y merecimientos que en ella concurren", apúntense ésta, resulta necesario de reponer las cosas en su lugar histórico.
Que ciudades, plazas, calles, parques, polideportivos y pensiones hayan dejado el de "Francio Franco", "Generalísimo", o "Caudillo"; que se hallan retirado caballos y caballero; que al "presunto" le hayamos quitado en Gijón inmerecidos atributos y en Oviedo el medallón? No era suficiente, como no lo es el que una Juez argentina ande queriendo juzgar sus malos pasos?
Resultaba y resulta aún, necesario que el "vigía" de Occidente e "reinstaurador" del reino en la persona de Juan Carlos de Borbón y Borbón, salga de escenarios, títulos, reconocimientos y honores, por obviedad histórica de lo que significó su persona, su "alzamiento", su régimen y su represión sañudamente continuada hasta el mismo fin de sus días.
Retirados tan llamativos como ofensivos florones de los adornos coronarios de SS.MM, y otros menores, como el marquesado de Arias Navarro con grandeza, ¡qué horror!, o los condados de Valcárcel o Iturmendi, ¡qué servilismo!, quizá los actuales ocupantes del "Solio de San Fernando" puedan descansar en él más "inocentadamente" sus reales posaderas. Amén.