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Profesor de Matemática Aplicada

Inercias, verosimilitud y estabilidad

Siempre intento tener la mente clara cuando escribo, pues no me gustan los nubarrones que oscurecen las ideas, ni tampoco que una mano negra me marque los caminos, como si estuviésemos en un "Matrix" multidimensional, en un mito de la caverna permanente. Me gusta el pensamiento autónomo. Sé que últimamente he hablado preferentemente de política en mis artículos, y me gustaría cambiar de tema, pero estos momentos tan emocionantes que vive la historia de nuestro país tardarán en repetirse. Espero poder aportar humildemente mi granito de arena en este gran desierto político.

Las urnas han hablado y han dicho que en nuestro país existen diferentes sensibilidades que deben aprender a coexistir, a hacer propuestas y a negociar sobre todo, caso por caso. Los analistas todavía suman números buscando la mayoría absolutista que permita imponer un gobierno a golpe de decreto. ¡Y así nos va! Esta manera de hacer las cosas "como yo digo y tú te callas", de gobernar exclusivamente para los votantes, olvidando e ignorando las propuestas del adversario político, es ilógica, masoquista y autodestructiva, porque se trata de engordar y adelgazar reiterativamente la madeja según quien mande. ¡Es la guerra!, y cada cual espera la ocasión para diezmar al contrario. La política tampoco debe convertirse en una partida de ajedrez, en la cual solo cuente la estrategia, en función de un puñado de votos. Si esto se hace así, esa misma política se convierte en un engendro que se aleja de la realidad social, y los políticos que defienden estas formas, lleven corbata o coleta, en "lobistas", o como se dice ahora, en casta.

Está claro que dos no negocian si uno no quiere, pero tampoco me parece una buena idea ir a una negociación estando en minoría, imponiendo líneas rojas para empezar a hablar. ¿Quiere decir esto que los que defienden esta manera de proceder están en poder de la verdad absoluta?, ¿o que no se quieren contaminar con actos o pensamientos impuros de su ideología por miedo a pecar? Sí, digo por miedo a pecar, porque cuando uno reacciona de la manera en que últimamente he escuchado a algunos partidos, parece que están hablando más bien de dogmas que de soluciones. Creo además que cuando uno entra en política para resolver los problemas de los ciudadanos es importante descartar cualquier inercia. La inercia es la resistencia que opone la materia a alterar su estado de reposo o movimiento. Fue Newton quien definió el principio de inercia como la primera ley de movimiento, diciendo que un objeto no sujeto a ninguna fuerza exterior debe moverse (si se mueve) a velocidad constante, y relacionó la masa como la medida cuantitativa de la inercia de un cuerpo. Los griegos, como casi siempre, también se interesaron en este concepto. Hablaban de "dunamis" como posibilidad o capacidad. Sin embargo, Aristóteles, que había formulado sus principios de Física, no entendió el principio de inercia, y este error duró casi dos milenios, hasta que Galileo y posteriormente Newton terminaron con esta confusión. Sin embargo, hoy tenemos claro ese fenómeno y entendemos que lo que no son fuerzas motoras lo son de fricción o de oposición al movimiento, y que el movimiento implica cambio. Siempre me sorprende (aunque para ellos sea lo más normal) cuando los responsables sindicales hacen críticas y análisis sobre las estadísticas mensuales del paro recién salidas del horno. Siempre me pregunto: ¿en qué medida se sienten como fuerzas motoras cuando más bien lo son de inercia? Deberíamos entender que una sociedad que pierde el dinamismo, lo pierde todo, pues aunque a veces quedarse quieto puede ser una buena solución, nunca será una solución definitiva porque la ausencia de movimiento es la muerte. La razón de ser de los partidos no debería ser sólo la oposición, sino la proposición. Para ello es importante no descalificar al adversario, sino intentar complementarlo. El objetivo no puede ser solo imponer o frenar. En definitiva, se necesita rediseñar el sistema.

El concepto de verosimilitud también es importante, porque es el motor que nos ayuda a modificar la inercia propia del pensamiento a priori. La verosimilitud de una idea se mide por su acercamiento a la realidad, es decir, por la capacidad que tiene de solucionar un problema. Los grandes políticos plantean propuestas verosímiles y no responden al adversario "sí, cuando las ranas críen pelo", o "cuando los cerdos o los burros vuelen", o "cuando las gallinas tengan dientes", o "cuando los cactus superen a las secuoyas". Eso no es hacer política, es ser un inútil con poder de indecisión. No elegimos a nuestros representantes simplemente para decir que "no" o para imponer el rodillo, sino para que busquen soluciones óptimas para la ciudadanía, no sólo para unos pocos. Se sabe y se puede demostrar que "a prioris" estrechos generan "a posterioris", o soluciones, mediocres. Parece mentira que la mayoría de los políticos no lo sepan o no lo entiendan. Los votantes estamos cansados de diarreas mentales y queremos que los políticos se pongan a la labor ya. Están obligados a negociar.

El último concepto que últimamente se está citando cada minuto es la estabilidad. La estabilidad nada tiene que ver con mayorías, sino que es algo intrínseco del funcionamiento de un sistema. Un sistema se dice estable cuando es robusto con respecto a los cambios. Contrariamente, un sistema es inestable cuando cualquier perturbación, aunque sea infinitesimal, lo pone patas arriba. Es decir, los sistemas inestables no aguantan las tensiones. El sistema de rodillo del PP era altamente inestable, pues han bastado unas elecciones para que el PP se haya quedado solo y tenga que implorar la necesidad de la falsa estabilidad del rodillo. El arte de gobernar consiste en ilusionar a los propios y convencer a los contrarios. La única estabilidad en política la otorga el consenso, así de sencillo. Lo contrario son milongas milongueras. Pero el consenso no implica sumisión, sino negociación. Desgraciadamente, no creo que en estos momentos existan políticos en nuestro país con suficiente cintura. Digo desgraciadamente, porque este es momento para grandes hombres y también para grandes mujeres. ¿Por qué no? Estoy seguro de que ellas lo harían mejor. Lo veo en la universidad año tras año, y la estadística nunca miente.

En cualquier caso les deseo desde esta tribuna un próspero 2016. ¡Espero que coman muchas nueces!, que son muy buenas para el consenso biológico.

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