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Economista y abogado

La prevención de los incendios

Hace ahora dos años y nueve meses, me llamó un amigo de Oviedo para expresarme su preocupación sobre los posibles incendios que podían ocurrir en el verano de 2013. Según él, no se estaban limpiando los montes y la catástrofe, si viniera un verano seco, podía ser importante. Estuvimos hablando un buen rato sobre ello y me animó a escribir un artículo. Viendo la inquietud que le generaba, en la primavera escribí un artículo en LA NUEVA ESPAÑA titulado "El monte puede ser un polvorín". Entre otras cosas, decía: "Llevamos muchos años de abandono de los montes. Hace unas décadas, se utilizaba el monte como medio complementario de la vida rural. Su explotación permitía mantener vivo el monte; gracias a su cultivo las capas freáticas abastecían las fuentes y manantiales y gracias al pastoreo proliferaban las semillas y evitaban incendios, además de contar con los pastores a pie de llama". También comentaba: "La limpieza de los bosques y los cortafuegos son vitales para la prevención de incendios. La maleza, las ramas quebradas, los árboles caídos y los matojos actúan como un reguero de pólvora que provoca, acelera y aviva las llamas de un incendio; su limpieza es fundamental para que las consecuencias no se agraven".

En aquel artículo sugería al Gobierno del Principado de Asturias, presidido por don Javier Fernández, que diera un paso adelante en la prevención de incendios, pues, de lo contrario, lo podíamos lamentar. Y, como ustedes pueden imaginar, don Javier y su Gobierno no hicieron nada.

Es verdad que las condiciones de este diciembre fueron excepcionales por las inusuales temperaturas y los fuertes vientos del sur, pero no es menos cierto que, al abandonarlo durante tantos años, el monte era un polvorín. Para mayor desgracia, los cuatro millones que se daban como ayuda a particulares para mantener los bosques no se dieron este año, por lo que la situación era mucho peor.

Pero hay algo más. Hace un par de días, comentaba con un bombero que estuvo apagando diferentes fuegos la razón de tanto incendio. Y un comentario suyo me dejó perplejo. Si se entra en la página web del 112 de Asturias se puede comprobar el riesgo de incendio de cada día. Este lunes, por ejemplo, era 4. Es decir estaba prohibido cualquier fuego. Pero los días anteriores a los incendios, 15 al 20 de diciembre, era de 2/3. Quiere esto decir que con permiso de riesgo 2 o 3 se podían hacer fuegos. Y mi pregunta es: ¿cómo es posible que con las condiciones meteorológicas que había y que se preveían, se permitieran las quemas? Desde luego, en mi opinión, la falta de previsión fue una de las causantes de los incendios que, ocho días después de comenzar, se mantienen. Pero, don Guillermo Martínez, Consejero de la Presidencia y de quien depende el 112, puso como disculpa que las condiciones eran excepcionales. Pero mire usted, don Guillermo, la prevención está precisamente para intentar que estas situaciones no ocurran. Luego alguna responsabilidad tiene usted, como máximo responsable, por no haber tomado alguna decisión en su momento.

Se han quemado ya mas de 4.000 hectáreas y, lo que es muchísimo peor, una vida. Podían haber sido muchas más. Pero gracias a la colosal labor de los ganaderos de las diferentes zonas no fue a mayor. Si no llega a ser por ellos, por los bomberos y por la Guardia Civil, hoy estaríamos hablando de mayores desgracias.

Es muy bonito hablar del "Paraíso Asturiano", pero los responsables políticos, en este caso, el Gobierno de Asturias, no estuvo a la altura de las circunstancias. Una vez más, su falta de previsión y su inacción dejaron a Asturias al borde del precipicio. La palabra infierno comienza a emplearse en muchas facetas de la vida asturiana. Se habla ya del infierno demográfico, o del infierno fiscal; esperemos que a partir de ahora no tengamos que hablar también del infierno del bosque.

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