Cuando las campanadas del Sol y la Luna inviten a levantar la copa del "Gaitero" espumoso y el tambor de Nicanor retumbe en la Abadía, ¡olvidemos el 2015!
2015 viejo y malo, por torcido, ¡a la basura! Ni le salvan las elecciones pasadas, como no salvarán su mal recuerdo las venideras; no siempre "todo tiempo pasado fue mejor".
Del 1 de enero de 2015 al 28 de diciembre del mismo año a la catalana, van cinco siglos en marcha atrás con sus albardas, dalmáticas, uvas y campanillas.
Este año que muere deja herencia de prepotencias, miserias, despilfarros y traiciones; y el mal recuerdo del "premio vergonzante" entregado al intrépido Wert, destructor de la enseñanza "nacional", disfrutando del presupuesto nacional de rica esposa y de las "rues" de vino y rosas del viejo París.
Y al "noble y decente" Rajoy, ocultando su expediente personal de Registrador, bajo secreto oficial, y queriendo "repetir sillín", ¡campeón!, sin desvelarlo. ¡"El putu amu, tú!
Y de pena, como lo despide el alto barón de Pedro y Sánchez, acosado por arriba, por "intrépido" Javier, y por abajo, por "casta" Susana; por delante, por "melifluo y suspirante" Arturo Albert de Camelot, ¡el mocín!, y por detrás, por Pablo Iglesias, "lobo hambriento" que lo devora a dentelladas.
Las doce campanadas de hoy no deberían ser solo para risas, alegrías, anises, roscones y matasuegras; deberíamos mezclarlas con reflexiones, para que su eco final sea un grito de ¡Así no, Nunca más!
El año Tierno se inicia después. ¿Qué traerá? ¿Solo bagatelas?... ¿Moriyón segando el prado de la estación? ¿Al Javier Fernández joven, tomando el metal? ¿Traerá "Grandezas"? ¿Acaso anunciará "La Unión General Sindical de las Comisiones Obreras", Sindicato Único; preludio de otras Uniones?
¡Falta haría! ¡El 16 deberá decir!...
