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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

El secreto de la felicidad

Bernardo: "Tengo una teoría sobre los matrimonios que a mi esposa no le gusta nada. Es más, cuando quiero cabrearla, y eso ocurre con inusitada frecuencia en los últimos tiempos, se la repito para que apriete los labios y me mire como si me odiara. A veces pienso que me odia realmente, pero esa es otra histeria. Bueno, a lo que iba: creo firmemente que la gran diferencia entre los matrimonios por amor y los matrimonios por interés es que los segundos duran más.

Lo primero es más bonito, claro, inspira a cantores cursis y guionistas sabedores de que la miel embadurnando las películas es una garantía casi definitiva de éxito. En realidad, la teoría no se me ocurrió a mí. No soy persona que dedique mucho tiempo a reflexionar y la filosofía siempre me parece que es barata, incluida la más profunda (eso también ofende mucho a mi esposa, que estudió filosofía y letras pero trabaja en una oficina de patentes desde hace quince años). Me lo dijo un amigo que se casó muy enamorado. Hasta las cachas, repetía durante la despedida de soltero en la que acabó llorando en mi hombro y preguntándome una y otra vez si le parecía una buena persona. Tres años después volvimos a emborracharnos para celebrar su divorcio, pero ya no me preguntó nada sobre su bondad y no lloró.

No me dejaba ser yo, dictaminó al resumir las causas de su fracaso matrimonial entre gin-tonic y gin-tonic. Poco después volvió a casarse con una mujer que, según me confesó en una segunda despedida de soltero, le cuidaba mucho y le traía en palmitas, no estaba enamorado ni mucho menos pero le tenía cariño porque ella no discutía nunca sus decisiones, no controlaba sus entradas y salidas y era excelente en la cocina, aunque en la cama dejaba bastante que desear. Pero para eso hay soluciones fuera, ¿no?, reía mi amigo dándome palmadas cómplices en un muslo. Además, concluyó, su padre tiene más pasta de la que tú y yo podamos ganar en dos vidas, y es muy generoso. La semana pasada cumplieron diez años casados y ella le regaló un reloj que vale su beso en oro".

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