Ya saben "si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor, han perdido la suya y te culpan de ello" todos a recitar la poesía tres veces al día, antes de cada comida. Medicina de Kipling como remedio espiritual porque lo que se dice soluciones materiales no se ven por ningún lado. Y aún irán las cosas a peor salvo para los que tengan reflejos de mangosta. Un ejemplo a propósito del precio del petróleo cayendo en picado: cuando llegue a 20 dólares el barril un misil, o lo que sea, incendia el panorama internacional y en nada sube a cien dólares. Si, amigo lector, sabes moverte como el audaz mamífero ante la cobra el desastre se vuelve premio pero ¿cómo jugarse la vida por un puñado de dólares?
Mejor que Kipling, Góngora: "Coma en dorada vajilla / el príncipe mil cuidados / como píldoras dorados / que yo en mi pobre mesilla / quiero más una morcilla / que en el asador reviente / y ríase la gente". La ataraxia es el concepto: estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores. Todo lo dicho tiene valor universal... menos para España donde sobre un panorama general de pánico o al menos de pánico preventivo asistimos sencillamente a la desaparición de la patria. Y ahí ni las consejas de Kipling ni la distancia de Góngora ni la agilidad de la mangosta ni la maldita ataraxia valen de nada de nada.
¿Cómo evitar que Pedro Sánchez reedite el tripartito de Montilla, de nuevo con la Esquerra y Podemos de actor debutante, llegue a la Moncloa, altere la Constitución y adiós democrático a todo?
