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Nueces de California

El poder de la palabra y de la transversalidad

La importancia de las enseñanzas humanísticas en la ciencia y de las científicas en las humanidades

Hay pocas cosas que tengo claras en la vida. La duda es siempre para mí un elemento de progreso. Sin embargo, estoy seguro que toda sociedad que ignora las humanidades está abocada al fracaso. Cada vez más frecuentemente encuentro a los científicos/tecnólogos aburridos. Creo que les falta ese lado humanista que tradicionalmente se olvida en las carreras científicas. Esta es, en mi opinión, una circunstancia muy grave pues el lenguaje es la piedra angular para estructurar un pensamiento crítico. Veo científicos que son excelentes en su disciplina pero insensibles al resto. Tienen un espacio nulo de dimensión infinita, es decir, son incapaces de ver otra cosa que no esté en el terreno en el que han sido educados. Al mismo tiempo veo humanistas acientíficos y científicos "atecnólogos". Un desastre.

Esto no es fruto del azar sino que proviene de una educación secundaria que ha masacrado las enseñanzas humanísticas en la ciencia y las enseñanzas científicas en las humanidades. Bien es verdad que algunos profesores aburren a las piedras y pueden hacer odiar para siempre la materia que imparten. Ocurre con las Matemáticas y también con la Lengua y Literatura. ¿Habrá sin embargo asignaturas más útiles? Las matemáticas sirven para entender el mundo que nos rodea, para cuantificar y calcular posibles pérdidas o ganancias y resolver los problemas que nos afectan. Incluso el yesista que alicató mi casa sabía calcular perfectamente el precio aplicando razonamientos geométricos. Por su parte, la lengua sirve para comunicarnos con el entorno, estructurar de modo óptimo nuestros mensajes sin que exista ambigüedad (si es esto lo que se pretende), y también para entender lo que nuestros interlocutores nos exigen o contestan. Solo los imbéciles creen que las lenguas sirven para aislarse.

Ambas disciplinas están mágicamente conectadas. Por ejemplo, en la Universidad nos damos cuenta de que gran parte del fracaso en las asignaturas de matemáticas se debe a un deficiente control del lenguaje. Muchos alumnos son incapaces de sintetizar un texto o de exponer en varias frases un resumen. Y no hablo de las faltas de ortografía que siembran los exámenes y que son testigo de una alarmante falta de lectura. El tema se torna en drama cuando se les pide hacer una presentación o hablar en público. ¡Catástrofe! Para muchos, lo más parecido que conocen son los programas de telebasura con energúmen@s gritándose e insultándose. Más tarde, cuando se incorporen al mercado laboral, tendrán que presentar a sus jefes (o a sus clientes) sus proyectos. Los desesperarán y no existirán sindicatos ni condiciones laborales que les ayuden a mantener su puesto. Otros querrán montar su empresa y buscarán financiación. Irán al Centro Europeo de Empresas Innovadoras, donde les ayudarán a estructurar el proyecto, a estudiar su potencial económico y a estimar las necesidades financieras. Y llegará el gran día y tendrán que preparar un "Elevator Pitch", hoy tan de moda en los foros de inversión. Y como si estuviesen en una conversación de ascensor tendrán que condensar un mensaje en dos minutos que llame la atención de la persona que les escucha. ¡Si no, el siguiente! Y ese día se preguntarán qué estaban haciendo tantos años en clase de Lengua y qué era eso del objeto directo e indirecto. ¿Se dice todavía así?, porque las definiciones cambian cada poco. ¿A qué se han dedicado los esfuerzos? ¿Cómo es posible que alumnos con un nivel lingüístico tan deficiente hayan superado la PAU?

No quiero que piensen que tengo algo en contra de los profesores de Lengua y Literatura. Siempre adoré esta asignatura. Podría decir lo mismo de los conocimientos de matemáticas de algunos alumnos que son aceptados en carreras científicas. Siempre he defendido que las matemáticas son el lenguaje de la ciencia y la tecnología y no sólo patrimonio de los matemáticos. Incluso en ocasiones los matemáticos llegan tarde a la fiesta y se interesan por problemas que ya han resuelto los tecnólogos, es decir, son más bien como los médicos forenses, no como los médicos de urgencias. Igualmente defiendo que la lengua no sólo pertenece a los filólogos. Si fuese así ambos pasarían mucha hambre.

¿Y qué me dicen de la Filosofía? El amor por la sabiduría debería ser el ADN de todo ser humano pensante, es decir, de cualquier mono que haya bajado del árbol hace ya algún tiempo. Creo que el problema reside en que los profesores pensamos que estamos educando especialistas en cada materia y esto hace que sea casi imposible encontrar la virtud universal. Además, el estudio de la lengua y de las matemáticas se hace de un modo muy teórico y los alumnos no perciben su necesidad. Es como si quisiéramos enseñar música y todo el año lo dedicasemos al canto gregoriano. A apreciar su belleza se llega mucho más tarde. Entre tanto es importante escuchar música más ligera, como hacía el gran Fernando Argenta en su programa "Clásicos Populares". Y también escuchar a los Beatles y la Credence Clearwater Revival.

Lo contrario ocurre en Estados Unidos, donde el estudio del idioma es eminentemente práctico y los alumnos son capaces de hablar en público y de hacer presentaciones y preguntas que aquí quisiéramos para los nuestros. Allí cuando uno da una charla todo el mundo pregunta, pues lo contrario es falta de actitud. Y si no entienden lo que digo visiten un parque nacional y oigan a un "ranger" hablar sobre el espacio que ama, cuida y protege. ¡Alucinarían!

Aprender a escuchar, a hablar en público y organizar el pensamiento crítico debería ser prioritario. También debería serlo entender la historia no como un conjunto de fechas inconexas, sino como eventos que han modificado nuestro presente y que quizás condicionen nuestro futuro. Y las Matemáticas como un constructo que nos sirve para buscar la sencillez. En cuanto a la Filosofía, debería ser potenciada al máximo, porque cuando se discute en un mundo de ideas es imposible caer en extremismos y apretar el gatillo. Aprender a defender pacíficamente los puntos de vista y cambiarlos cuando estamos equivocados es esencial. Tiene razón el filósofo Emilio Lledó en que sin un pensamiento crítico la libertad de expresión solo sirve para decir imbecilidades.

Admitámoslo con filosofía y seremos más felices: no tenemos mucho más de lo que nos merecemos. Si hoy en día nos quejamos de que los políticos son nefastos, imagínense lo que vendrá si seguimos en el mismo camino, desvalorizando la educación y en particular el arte y las humanidades. Los educadores debemos pensar que estamos formando a los ciudadanos y gobernantes del futuro. Podríamos empezar por transmitir el amor al conocimiento transversal. Y entonces no haría falta PAU. Bastaría preguntar: ¿What's your dream? Go for it! (¿Cual es tu sueño? ¡Arrea!). Claro, para eso hay que aprender correctamente los idiomas extranjeros. Naturlich!

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